Monday, July 7, 2025
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Carta abierta a Juanita

Estimada Juanita:

Antes que todo, humildemente sin humildad me presento con usted. Mi nombre es Alexis Zárraga Vélez, la mayoría de la gente me conoce como “Macetaminofén”, los más cercanos me apodan “Ale”, mi mujer me dice “papi” y muchos simplemente me llaman “Tío” al pedirme “la bendición”.

Juanita, sé que no sabes quién soy; ahora mismo tu rostro pedregoso se está transformando por leer mi nombre, y pasaste a tener el semblante de una fea mujer agriada, a poner la cara de una necia parcelera que chupa limón como postre. Estás confundida… lo sé. Imagino que el apellido Zárraga no lo vas a poder pronunciar, ya que por poco “chillaste el panty” pujas tu inexistente menstruación intentando decir “Macetaminofén”, durante una transmisión en tu cafre canal de TikTok.

De hecho, Juanita, la primera vez que vi uno de tus malcriados videos, quedé fascinado con tu problemática actitud, pues me recordaste a la gallina brava que corría a todos los niños del barrio, a esa guinea solitaria que se entretenía persiguiendo a los que pasaban frente a ella.

Juanita, yo solo le decía a mi esposa “esta señora se ve que está sin plan médico y usa el Lemisol como ginecólogo”, pero me caías muy bien. Acho, Jota, pa’ mí tú eras la vieja que yo quisiera tener de vecina. Casi te quise como a una tía… y si te miro a los ojos, sé que eres esa mujer que se llevaba el centro de la mesa en una boda a la que no te invitaron.

Juanita, después de escucharte insultar personas -mientras masticabas chicle con la admirable velocidad de un fino camello en Dubai-, y tras oír el testimonio sobre la ocasión en que orinaste borracha sobre la tumba de la prima a la que odiabas, pensé que eras “la Chicky Starr con olor a sofrito en las manos”. Juanita -te lo juro por la vida de Oscar Navarro- que hasta pensé cambiarle el nombre a mi perrita Botines por Juana Soraya Montenegro, porque quería que fuera tan altanera como tú. Juana, hasta pensé comprarme una macaca amaestrada, bautizarla con tu apellido y hacerte un homenaje a tu ferocidad.

Recuerdo cuando le dije a mi madre -sí, Juanita, a la misma a la que viciosamente llamaste “fleje”- que tenía que ver tu pintoresco contenido, en el que salías gritando números de bingo, rifando cajas de donas AYMAT, promocionando cigarrillos detallados y vendiendo perros robados; de hecho, me acuerdo como ayer cuando le conté a Miriam: “mami, tienes que ver los videos de una señora que anima un bingo, mientras está borracha”. Juana, yo era tu fan y mi mai también… pero una cosa es la admiración a tu ordinaria personalidad y otra es soportar las difamaciones que salen de tu boca con tus prietas muelas llenas de caries.

Juana, la mañana del miércoles me levanté -tras tener un martes complicado y agotador- y cuando me siento en el inodoro pa’ leer las noticias de Don Goyo en Instagram, lo primero que veo es una publicación en la que usted despotricaba contra mí, a la misma vez que mostraba de fondo la ropa de cama que estaba en el tendedero. Lo primero que hice fue fijarme en su ropa de cama, pues yo reconozco fácilmente cuando las telas son de Capri.

Doña Sánchez -que sé que tienes un perfil en Tinder en el que te haces llamar “La TropiChacona”- no titubeaste en emprenderla hacia mi persona con rabia, como si yo fuera un bolso de mierda que le salpicó en los pies. Le confieso que lo primero que pensé fue “¿qué le hice a la señora Juanita?” -pues para mí, Juana Algodina Sánchez era una role model-, pero luego comprendí lo que realmente sucedió.

Juanita, alguien te “está corriendo la máquina”, llevando y trayendo cosas como si yo lo hubiese dicho, pero la realidad es que te están cogiendo de zángana. Juana Algodina, caíste en una trampa por parte de alguien que nunca imaginaste… ¿sabes qué, Juana? A pesar de que tú eres una señora que le cae mal a todo el mundo, tengo que decir que te respeto porque se ve que has enfrentado muchas infecciones de orina, cesáreas y abortos.

Juanita, ahora mismo la gente que me sigue está pensando “¿por qué carajo este está peleando con una vieja que tiene la coneja sucia y peluda?”, y yo lo que quiero es dejar claro que si hay una vieja pueLca con la que yo sienta honor de guerrear es usted, Juanita.

Hoy, quiero hacerlo público, pues mi meta es no continuar la guerra con usted… no, no es porque me metiste las cabras, sino porque sabemos que está enfrentando un caso por esconder dominicanos en su residencia, y no quiero comprometerla con el ICE. Yo no pateo al caído, y mucho menos a una enemiga digna. Incluso, tengo que decir que tienes más 🥚🥚 que los bobos con los que he guaya’o. Es por eso que hoy la bautizo como “la dama que menstrúa vinagre”.

Juanita, cuando termines tu proceso con el gobierno de Donald Trump, aquí estaré para insultarnos de nuevo.

Juana… usted es Anuel y se la doy… pero yo soy Arca. Atentamente, “Acetaminofén”… como dijiste la primera vez, Juana Algodina.

PD: ¿Vieron, cabrones? No puse ni una mala palabra pa’ confundir a Juanita. Y sí, desde que crucé los cuarenta, me encanta pelear con señoras de la tercera edad… y no vamo’a bajarle. 🦍✏️



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