A Paola Sofía:
Hija, hace muchos años decidí ser esclavo de mis palabras, pues la más poderosa de las musas -el Amor- liberó lo que sentí por ti desde la primera vez que te cargué en el Hospital Damas de Ponce.
Fue así como quise dedicarte unos dulces versos -esas “Letras para Ella” que nacieron en una Letrina, como flor de loto que emerge del fango- para narrar tu historia y la mía. En aquel momento en que daba mis pininos como papá y escritor -y con tu valiente madre alentándome como cheerleader-, con mucho miedo escribí mi primera carta para ti que terminó con estas líneas:
“Ya ha pasado el tiempo, he buscado tanto, y como no encontré ninguna estrofa llena de adjetivos precisos que describieran su belleza de forma exacta, yo mismo he decidido crearlos.
Y cuando cante el gallo, se vuelva una mujer, otro la llene de canciones y le rompan el corazón; cuando mi respirar se vuelva viejo y me salga una peluca dentro de las orejas… aún seguiré siendo el mismo que vive recopilando oraciones y atornillándolas en párrafos buscando el poema perfecto que la describa.
Aún seguiré buscando las letras para Ella.
Ya voy por 26… y todavía no encuentro nada”.
Hija, ese fue mi “yo” de veintiséis.
Ya voy por 42.
Después de sobrevivir muchos solsticios y equinoccios, tras haber sido un veterano de las tormentas y también vivir muchos días bonitos, después de ver a La Muerte varias veces y haberme enamorado de La Vida, creo que tengo que contarte algo sobre las cosas que descubrí en la travesía. ¿Estás lista, mi amor?
Pao, cuando eras bebé -yo chambeaba como merchandiser en el Sur, mientras soñaba con las metas que debía buscar en el Norte-, y una fría mañana el jefe me llamó para que llegara a El Mesón de El Tuque (sí, el mismo restaurant del que al sol de hoy eres loca con los nuggets), pues tenía algo que decirme.
Pensé que iban a modificar mi ruta de trabajo porque estaba metiéndole cabrón a la chamba -hasta me habían felicitado-, pero el destino estaba a punto de alterarme la brújula. Recuerdo que fue en diciembre, el mes que el destino sopla los cambios. Ese día, el tipo de apellido Alegría -mientras se comía un sandwichito de jamón de pavo- me dijo que la compañía estaba haciendo ajustes. Yo llevaba poco tiempo laborando con ellos y -sin pestañear ni limpiarse la mayonesa de su boca- me botó pa’l carajo.
Agradecí la oportunidad sin entender bien la razón por la que “me fueron”, caminé hasta mi Corolla… y adentro del carro lloré con cojones porque no sabía qué carajo iba a hacer, teniendo un compromiso tan serio contigo y tu mamá. Llamé a Sabellys, le conté todo con el corazón roto y ella me dijo que ya habíamos enfrentado cosas difíciles antes y que estaríamos bien. Sé que los pampers estaban seguros porque tu abuela Miriam siempre me daría la mano, y tus abuelos Jorge e Isabel también nos ayudarían, pero -honestamente- me sentía como un perdedor, porque mi camino no iba como yo quería a pesar de mis buenas intenciones.
En la tarde llegué a los bajos de nuestro primer hogar, avergonzado pensando en mi futuro, al atardecer me sentí como el tipo más mierda del mundo porque no era un buen proveedor… y en la noche me prometí luchar el doble por mis sueños y que haría lo necesario para’ conseguirlos, pues a veces La Vida puede ser una hija de puta y no va a tenerte compasión.
Sentado en las escaleras de nuestro hogar en Peñuelas -y con Titi Elia guiñándome el ojo sospechosamente- decidí que jamás iba a aceptar ser una víctima de las circunstancias porque por la familia siempre hay que sacar los cojones. Yo solo quería que cuando pasara el tiempo -y lograra las metas que nunca imaginé-, tú sintieras orgullo por mí. Pao, solo quiero que cuando caigas, hagas lo mismo que hice: llora, sécate las lágrimas, sacude las rodillas y nos paramos con más fuerza porque nuestra sangre es de gallos de pelea.
Nosotros venimos de una cepa de mujeres fuertes, y pa’ que estemos aquí -vivos y perreando- es porque hubo algunas hembras bravas que se fajaron pa’ echarnos pa’ lante, así que tienes que trabajar duro para hacer sentir orgullosas a nuestras gallas… y lo vas a hacer, yo lo sé, porque conozco tu carácter desde aquellas tardes en las que -cuando eras una toddler en Crocs rosita- jugábamos a la lucha libre en la colindancia de La #132. Fajarse está en nuestro ADN, mi amoL… y si no me crees, solo tengo que mencionar a Ito, Sabellys, Juni y Alys. Siempre hazle honor a esos nombres, Chela, pues ellos fueron la zapata del gran trayecto que vas a tener.
Mi niña, nunca olvides esto: aléjate del pan en la noche, una o dos cervezas un viernes no están mal, pero te sugiero que no te acerques mucho al alcohol -ese maldito demonio generacional morirá conmigo- y ten cuidado con el pesimismo porque puede ser tan adictivo como las excusas. Sol me dijo que te dijera que te ama como si te hubiese parido, que uses sunblock aunque esté nublado, que cuides siempre tu piel, y que sepas que “todos los hombres son unos embusteros”; es más, la voy a citar: “Pao, hazte la pendeja, pero no seas pendeja”.
Bebe mucha agua, no abuses de los carbs, y los pinchos de pollo son una comida bien cafre, pero es de lo más healthy. Pichea las mentiras de los influencers en las redes, el éxito es el resultado de muchas derrotas, y es mejor que unos pocos te respeten por ser sincera a que muchos te abracen con hipocresía. La música siempre se escucha bien alta, haz el video en tu mente y baila como si no te estuvieran mirando. Aprecia los atardeceres, ya que esa es la forma en que Dios nos recuerda que el mañana te traerá cosas bonitas. Toma muchas fotos, pero sin documentarlo todo, porque la belleza de las cosas viene de apreciar el momento. Nunca esperes tener la estampa perfecta porque te vas a desilusionar.
Reflexiona sobre tus acciones después de la ejecución. A veces pecamos de creer que tenemos la razón -aún estando equivocados-, así que es saludable mirarse al espejo, tener una introspección, y pensar to’a la pendejá en frío… porque la meta no es “ganarlas to’as siempre, mameh”, sino volvernos una mejor versión de lo que somos cada día. Pao, los errores son parte del camino, y voy a perdonar lo que sea de ti, menos que pierdas el tiempo, así que te pido de rodillas que siempre busques tus sueños, y como le dije a tu hermano Gael: “cuando vayas a soñar, tienes que hacerlo EN GRANDE”.
Se puede ser terco un día… pero si lo haces siempre, estás limitando tu mente, y eso en cualquier liga es ser un pendejo. Y sé que a tus dieciocho te vas a aferrar a tus ideales, pero según pasen los veranos, aprenderás de las ironías que nos regalan los años. ¿Sabes qué, hija? Te voy a amar en todas tus facetas, seguiré aquí velando por ti como cuando corriste bicicleta por primera vez, y no hay esquina en el planeta Tierra en la que yo no vaya a encontrarte para rescarte si algo te pasa. Paola, yo por ti enamoré a todas las númenes solo pa’ que me dieran la inspiración para decirte cuanto TE AMO.
Tus errores, malas decisiones y caídas no van a definirte, lo que te definirá será tu carácter y cómo afrontes los problemas, así que no seas tan severa contigo misma cuando te equivoques. Tampoco dejes que continuamente otros señalen tus faltas -la mayoría de los personas no actúan como predican-; alejate de las personas que quieren imponer su moral porque esos cabrones son los peores, y pa’ joder justificarán sus actos utilizando alguna buena causa.
Pao, no hay mejor sensación que poner los pies en la arena y sentir el mar pa’ liberar todas tus cargas. Plis, da siempre lo mejor de ti. No colecciones rencores, pues el resentimiento con el tiempo pesa más que una mochila con piedras. Guardar ‘grudges’ es cosa de gente quedá, noJotros somos gente libre y no estamos para arrastrar cosas que nos atrasan.
Fíjate en las acciones de los demás -no en sus palabras-, pues la gente tiene la mala costumbre de decir cuán rectos son, pero eso solo es pa’ las gradas porque cuando nadie los ve, guardan secretos por lo bajo. Hija mía, el que más grita ser “el bueno”, NO LO ES. Cuando alguien “es real”, no necesita repetirlo para que los demás lo crean. Tendrás varios amores:algunos serán efímeros y otros los cargarás para toda la vida; algunas veces te romperán el corazón, y otras veces serás tú la culpable. Procura ser una buena ex, de esas que siempre desean lo mejor y no se quedan con un amargo resentimiento.
Habrá un momento en que los amigos aumentarán, pensarás que to’ el mundo “está pa’ ti”, y luego esas mismas personas disminuirán sin que te des cuenta… entonces, solo se quedarán los verdaderos, esas amistades que se convierten en nuestra FAMILIA.
Beibi, no seas materialista porque el dinero viene y va. Por mucho tiempo trabajé pensando que tener chavos iba a resolver la mayoría de mis problemas… coño, y en verdad “los chelitos” ayudan pa’ paL de cosas, pero nunca imaginé que lo más valioso de la existencia es estar con la gente que nos quieren con todos nuestros errores. El dinero resuelve para crear momentos cómodos, pero te aseguró que no hay nada mejor que las aventuras con tus panas cuando todos estaban bien pela’os.
Saca un rato para pasar un viernes con tu corillo, ten un ‘date’ un sábado con ese chamaco que te gusta, y termina el domingo con tus amigas en la playa. Pao, nunca des por sentado las cosas, ni olvides que las rachas -sean malas o buenas- no son eternas, así que se afronta cuando las cosas aprieten, persiste en momentos duros y celebra cuando te esté yendo cabrón.
Si se forma el problemón, tienes que guayar por los tuyos; siempre cuida a tu gente, viaja el mundo sin endeudarte y cuida tu credit score. Abraza sin miedo, halaga a las personas que no conozcas -no sabes quien lo necesita- y da siempre tu mejor vibra. Pao, mantén esa alma tan linda que tienes porque pa’ mí tú eres lo mejor que yo puedo dejarle a este mundo. Te podría decir mil cosas sobre La Vida, pero para que la entiendas, necesitas vivirla tú misma. Mi amor, ya son 18… y aquí voy a estar cuidándote como la primera vez que te tuve en mis brazos aquel 4 de julio de 2007.
Antes de cerrar mi carta, te dejo claro una cosa: tú eres una princesa… porque tu madre es una reina. Sigue su modelo, hazle caso a sus regaños, y aprende de “la negrita”, pues siempre supe que ella sería el mejor ejemplo para ti. Hija, algún día el amor de tu vida te tomará de la mano, y poco a poco te alejarás de mis brazos, pero para mi siempre seras la niña que cuando dormía junto a mí me hacía sentir el tipo más milloneta del mundo.
Paola Sofía, siempre busqué las letras perfectas para regalártelas como un ramo de flores, pero el camino me enseño que los versos más lindos siempre nacerán del amor… y en el jardín de mi corazón -ese mismo donde crecen los girasoles y las gerberas- tus tulipanes seguirán floreciendo hasta que que mis dedos tengan fuerzas.
Creo que al fin encontré las letras para Ella… y dejo los puntos suspensivos porque esa historia de amor todavía no ha terminado… 💛🌷
Alexis Zárraga Vélez 🦍🇵🇷
Derechos reservados ©