El corazón financiero de la ciudad se convirtió hoy en una gran fiesta urbana con sabor boricua. Desde temprano, los alrededores del Coliseo de Puerto Rico y la zona de la Milla de Oro en Hato Rey se activaron con la llegada de fanáticos, previo al inicio de la histórica residencia musical de Bad Bunny titulada “No me quiero ir de aquí”.
El ambiente es de pura celebración. Con música sonando desde distintos puntos, vendedores ambulantes, experiencias inmersivas, banderas ondeando, y celulares listos para documentarlo todo, la ciudad late al ritmo de “San Benito”.
Todo el perímetro del Choliseo se transformó en una especie de festival espontáneo donde se respira entusiasmo, pertenencia cultural y energía colectiva.
En cada esquina hay movimiento: grupos de familias -de todas las edades- caminando desde distintos puntos, y otros que se detienen a probar las sabrosuras en los puestos cercanos.
La oferta gastronómica en los predios es variada y sabrosa, con kioscos que ofrecen desde lechón a la varita hasta cócteles tropicales y cervezas frías.
Espacios como Chic Chorro establecidos en la Fábrica del Ritmo, ubicados estratégicamente justo al lado del Choli, sirven también como antesala perfecta para quienes buscan una experiencia más completa antes del concierto, y para el jangueo del “after party”.
La residencia, que se extenderá por 30 funciones entre julio y septiembre, no solo marca un hito en la carrera del artista puertorriqueño, sino que también consolida a San Juan como capital cultural y musical del Caribe.
La producción del espectáculo ha recreado visualmente un “vecindario” típico boricua, y ese mismo espíritu se ha contagiado a los alrededores del venue, donde se vive un ambiente de comunidad, celebración y orgullo patrio.
La expectativa es alta y la atmósfera inmejorable. Todo indica que esta primera jornada será apenas el comienzo de una temporada histórica que llenará de música, alegría y movimiento a toda la ciudad.
