Tesla y Samsung Electronics han firmado un contrato que podría cambiar el panorama de los chips de inteligencia artificial. Elon Musk anunció que la planta de Samsung en Taylor (Texas) producirá el próximo procesador AI6 de Tesla, valorado en al menos 16 500 millones de dólares.
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Aunque la fábrica no entrará en operación hasta 2026–2028, este pacto supone un impulso clave para la división de fundición de Samsung y garantiza a Tesla el suministro de sus chips de inferencia de IA, esenciales para su software de conducción autónoma y su robot humanoide Optimus.
Un respiro para la fundición de Samsung
La planta de Taylor ha sufrido retrasos y carecía de grandes clientes, dejando a Samsung rezagado frente a líderes como TSMC, que controla el 67 % del mercado mundial de fundición. Con solo un 8 % de cuota, la división lógística de Samsung acumuló pérdidas de unos 3 600 M$ en la primera mitad del año.
El contrato con Tesla —aunque Musk advierte que el monto final podría multiplicarse— aporta ingresos garantizados y credibilidad para atraer nuevos socios a futuro.
¿Qué ganan cada uno?
- Tesla asegura un suministro estable de sus chips de próxima generación (AI6), diseñados para ejecutar en tiempo real sus modelos de IA en vehículos y robots.
- Samsung refuerza su negocio de fundición con un cliente de alto perfil y adquiere experiencia fabricando procesadores avanzados para inferencia de IA, una rama estratégica fuera de su tradicional liderazgo en memoria.
Plazos y expectativas en la línea de producción
Aunque Tesla prevé que el chip AI5 empiece a ensamblarse a finales de 2026 en fábricas de TSMC (Taiwán y Arizona), no se detalló cuándo arrancará el AI6 en Texas.
Analistas de SK Securities estiman que la producción podría comenzar entre 2027 y 2028, si bien la historia de Musk incluye retrasos habituales en sus cronogramas.
¿Un espaldarazo a la carrera de los chips de IA?
El acuerdo llega en un momento en que la demanda por chips de inferencia explota, impulsada por vehículos autónomos, centros de datos y robots inteligentes. Para Tesla, estos semiconductores son el “cerebro” que toma decisiones en milisegundos sin depender de la nube.
Para Samsung, representa un paso hacia la diversificación y una oportunidad para competir con TSMC, líder indiscutible.
Con esta alianza, Tesla fortalece su cadena de suministro para su ambicioso plan de robotaxis y automatización, mientras que Samsung refuerza su apuesta por los chips lógicos ante un mercado global cada vez más competitivo.
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Aunque los beneficios llegarán en el medio plazo, las consecuencias de este acuerdo podrían marcar un antes y un después en la industria de semiconductores y en el despliegue masivo de inteligencia artificial en automoción.