Vivimos en la era de las inteligencias artificiales “amistosas”. Siri, Alexa, ChatGPT: asistentes amables, útiles, incapaces de decirte que tu último post en Instagram fue un cringe total o que tu playlist dice más de tu inestabilidad emocional que tu psicólogo. Pero en un rincón inesperado de Internet nació algo distinto: Mónica, una IA que no te quiere ayudar… te quiere destruir emocionalmente.
Lee también: ¿Podrían regresar los diskettes? La cinta magnética vuelve a estar vigente
El concepto es simple, pero devastador: subes tus redes sociales o das acceso a tu perfil de Instagram, Twitter o TikTok, y Mónica hace un análisis profundo y brutal de quién eres, cómo escribes, cómo luces, cómo hablas y qué proyectas. El resultado: una evaluación cargada de sarcasmo, ironía y muchas veces, insultos personalizados. Y por raro que parezca… a la gente le encanta.
¿Qué es Mónica y quién la creó?
Mónica no salió de un laboratorio en Silicon Valley ni fue creada por una megacorporación de IA. Según sus propios desarrolladores (que se mantienen anónimos), nació como un experimento social en una universidad europea para estudiar el impacto del lenguaje agresivo en la autoimagen online.
El código fue liberado en GitHub en marzo de 2025, y rápidamente una comunidad de desarrolladores lo llevó más lejos: conectaron la IA con modelos de scraping social, análisis de lenguaje natural con sesgo irónico y motores de personalidad tipo GPT-4. Luego vino el toque final: una interfaz web amigable con un botón gigante que dice: “Insúltame, Mónica”.
¿Cómo funciona esta IA sarcástica?
Mónica usa varios componentes para construir su brutal perfil personalizado:
- Scraping social: Extrae tus publicaciones más recientes, las imágenes que compartes, tus hashtags favoritos y tus interacciones.
- Análisis de personalidad: Utiliza modelos psicométricos (como el Big Five) pero con una vuelta irónica, donde un alto “neuroticismo” se traduce en frases como “Eres el tipo de persona que llora porque Netflix cambió la portada de su serie favorita”.
- Generador de insultos estilo GPT: Pero no cualquier insulto. Son comentarios diseñados para parecerse a lo que diría una ex pareja rencorosa mezclada con una comediante stand-up sin filtro.
- Puntuación emocional: Al final te da una “nota de inutilidad social” del 1 al 10, con comentarios tipo “No eres tan terrible como pensabas… eres peor”.
“Me hizo llorar, pero tenía razón”: reacciones en redes
En TikTok y X (antes Twitter), miles de personas compartieron sus análisis con Mónica. La mayoría se ríe… pero algunos terminan emocionalmente golpeados.
“Mónica dijo que mi feed de fotos es tan aburrido que podría usarse como método para dormir bebés. Y no lo voy a negar”, comentó @lauranodrama.
“La IA me dijo que mi bio de Instagram suena como la descripción de un shampoo barato. ¿Cómo lo supo?”, compartió @cristian_dev.
Pero no todos lo toman con humor. Algunas personas han criticado la app por ser “peligrosa para la autoestima”, especialmente en adolescentes. En respuesta, los creadores incluyeron una advertencia de “uso bajo tu propio riesgo” y filtros para contenido sensible.
¿Es solo una broma… o algo más profundo?
Aunque parezca una simple IA graciosa, Mónica es también un espejo incómodo del narcisismo digital. Te devuelve, amplificado y distorsionado, lo que tú mismo proyectas en redes. ¿Y si en vez de solo bromear, te está mostrando realmente cómo te ven los demás?
Expertos en psicología digital han empezado a debatir su impacto:
“La popularidad de Mónica demuestra una saturación del ‘like automático’. Las personas quieren autenticidad, incluso si viene en forma de insultos. Prefieren una crítica brutal antes que otra IA que les diga ‘tu contenido es genial’ por defecto”, afirma la psicóloga digital Clara Valenzuela.
Lo que dice sobre nuestra relación con la tecnología
Vivimos rodeados de algoritmos que nos miman: Spotify recomienda música que ya nos gusta, Instagram refuerza nuestros gustos, TikTok nos da contenido según lo que queremos ver. Mónica rompe ese ciclo y actúa como una especie de bofetada tecnológica.
Además, expone una paradoja interesante: mientras más artificiales se vuelven los contenidos, más buscamos experiencias reales, incluso si son agresivas. Como si necesitáramos que algo, aunque sea una IA, nos diga la verdad sin anestesia.
¿Deberíamos preocuparnos?
La respuesta corta: sí… pero no tanto.
Por un lado, Mónica no es peligrosa por sí sola. No tiene acceso profundo ni invade tu privacidad (al menos según sus creadores). Pero como toda herramienta viral, puede ser mal usada, especialmente en entornos escolares o laborales donde la exposición al bullying digital es más sensible.
También abre un debate ético: ¿estamos entrenando IA para dañar en vez de ayudar? ¿Qué pasa si se replica el modelo para ataques masivos personalizados? ¿O si alguien construye una versión de Mónica con fines políticos?
Cómo probar Mónica (bajo tu propio riesgo)
La app web está disponible en insultame.mon (URL ficticia). Solo necesitas:
- Subir una imagen o vincular tu perfil de redes (opcional).
- Hacer clic en “Insúltame”.
- Esperar 10 segundos.
- Recibir un informe devastador y personalizado.
La versión pro (de pago) te permite hacer análisis grupales, comparar perfiles y recibir sugerencias “para dejar de ser tan insoportable online”.
¿Mónica llegó para quedarse?
Lo cierto es que ya hay clones de Mónica apareciendo por todo el mundo: versiones en portugués, japonés y hasta una adaptada al humor argentino llamada “La Tía Loca”. Como todo fenómeno viral, su vida útil dependerá de qué tan rápido se agote la novedad o si es absorbida por alguna app mainstream.
Sin embargo, una cosa queda clara: la gente está cansada de que la tecnología le diga solo lo que quiere escuchar. Mónica es una cachetada con estilo. Y parece que muchos la están disfrutando.