Algunos de los millones de hogares y negocios que se quedaron a oscuras cuando el huracán Beryl arremetió contra la zona de Houston empezaban a recuperar el suministro eléctrico, mientras la debilitada tormenta se desplazaba al este y causaba más daños y posibles tornados.
Varias personas murieron en Texas el lunes al paso de la tormenta y al menos una en Luisiana, según las autoridades.
Después de que la cifra de clientes sin luz alcanzara los 2,7 millones de personas en la región de Houston el lunes, la cifra mejoró a más de 2,4 millones de viviendas y negocios sin servicio para el lunes por la noche, según PowerOutage.us. La falta de aire acondicionado en las viviendas, tendidos eléctricos derribados y semáforos fuera de servicio hizo que las autoridades pidieran a la población que se quedara en casa si era posible.
“Los houstonianos deben saber que estamos trabajando sin descanso para que estén seguros”, dijo el lunes el alcalde de Houston, John Whitmire, en una conferencia de prensa en la que instó a los vecinos a ser conscientes de los peligros de las inundaciones, mantenerse hidratados y comprobar cómo están sus vecinos.
Beryl se debilitó el lunes a depresión tropical, con vientos máximos sostenidos de unos 56 kilómetros por hora (35 millas por hora). El sistema aún era peligroso, y el Servicio Meteorológico Nacional confirmó el lunes por la noche en redes sociales que se habían avistado tornados en el nordeste de Luisiana. Una mujer murió en la zona de Benton después de que un árbol cayera sobre su casa, indicó en Facebook el jefe de policía del condado Bossier, Julian Whittington.
Se emitieron docenas de alertas por tornado en Luisiana y Arkansas durante la tarde y la noche del lunes.
Aunque debilitada, Beryl amenazaba con llevar duras condiciones meteorológicas a varios estados más en los próximos días.
Las autoridades estatales y locales advirtieron que podrían pasar varios días hasta que se restablezca la electricidad, después de que Beryl tocara tierra como huracán de categoría 1 y derribara 10 líneas de transmisión, así como árboles que echaron abajo tendidos eléctricos.
El martes era un meteoro mucho menos poderoso que el cataclismo de categoría 5 que dejó un rastro de muerte y destrucción en zonas de México y el Caribe el pasado fin de semana. Pero sus vientos y lluvias aún tenían fuerza suficiente para derribar cientos de árboles que ya se alzaban poco estables en un terreno saturado de agua, y dejar docenas de autos varados en carreteras inundadas.
“No hemos dejado atrás las condiciones complicadas”, dijo el vicegobernador de Texas Dan Patrick, que ejerce de gobernador en funciones mientras el gobernador, Greg Abbott, se encuentra fuera del país.
Patrick indicó que la empresa eléctrica CenterPoint Energy desplegaría a miles de trabajadores adicionales para restaurar el servicio y daría prioridad a lugares como asilos de ancianos.
Al menos dos personas murieron después de que árboles cayeron en sus casas en Texas y una tercera persona, un empleado civil de la policía de Houston, murió al quedar atrapado en una inundación bajo un paso elevado de una autopista, informó Whitmire.
Los cortes de luz eran una experiencia demasiado familiar para Houston. Fuertes tormentas que pasaron por la zona en mayo mataron a ocho personas, dejaron a casi un millón de personas sin electricidad e inundaron numerosas calles.
Funcionarios de Houston y el condado de Harris señalaron que se enviarán cuadrillas para restaurar el servicio eléctrico en la zona lo más pronto posible, una prioridad urgente para las viviendas que también quedaron sin aire acondicionado en pleno verano.
El martes se esperaban temperaturas, en torno a los 32 grados Celsius (90 grados Fahrenheit). El Servicio Meteorológico Nacional emitió un aviso de altas temperaturas que indicaba que la sensación térmica para la zona podría alcanzar los 40,5 ºC (105 ºF).
Se esperaba que Beryl llevara más aguaceros y vientos a otros estados en los próximos días. Uno de ellos, Missouri, ya llevaba un verano bastante húmedo. Fuertes lluvias no relacionadas con la tormenta provocaron varios rescates acuáticos en la ciudad de Columbia, donde ríos y arroyos ya bajaban crecidos antes de la llegada de Beryl, prevista para el martes.