El responsable de las próximas negociaciones sobre clima dijo a los líderes mundiales el miércoles que alcanzar un nuevo paquete de ayuda financiera para las naciones pobres y afectadas por las catástrofes es el objetivo urgente y decisivo de las conversaciones de Naciones Unidas este otoño.
“El tiempo perdido son vidas, medios de subsistencia y planeta perdidos”, dijo Mukhtar Babayev, ministro de Ecología de Azerbaiyán y presidente designado de la cumbre climática prevista para noviembre en la capital del país, Bakú.
Al mismo tiempo, Simon Stiell, el máximo responsable climático de la ONU, hizo un emotivo llamado a intensificar la lucha contra “el creciente costo de la matanza climática descontrolada” desde su localidad natal, Carriacou, en Granada, arrasada por el paso del huracán Beryl, en uno de los primeros videos desde la devastada isla.
“Beryl es una prueba dolorosa más”, apuntó Stiell, secretario ejecutivo de la agencia climática de la ONU, desde los restos de la casa de un vecino, sin tejado ni paredes. “Cada año, los costos climáticos causados por los combustibles fósiles son un mazo económico que golpea a miles de millones de hogares y pequeños negocios. Si los gobiernos de todo el mundo no dan un paso al frente, todas las economías y 8.000 millones de personas enfrentarán este trauma de forma continuada”.
Beryl, una tormenta sin precedentes que ganó fuerza rápidamente, destruyó o causó daños graves en el 98% de las viviendas de la isla con una “devastación que se ha hecho demasiado familiar para cientos de millones de personas en todo el mundo”, apuntó Stiell.
Stiell recordó los miles de muertos este año por el calor en India, los más de 1.000 que perdieron la vida a causa de las altas temperaturas en Arabia Saudí durante una peregrinación anual en La Meca y los millones de personas que se quedaron sin electricidad durante una brutal ola de calor en Texas, para ilustrar que el calentamiento global es una amenaza para la seguridad nacional de todos los países.
Además, citó un estudio científico que apunta que el mundo enfrenta posibles pérdidas anuales de 38 billones de dólares derivadas del cambio climático, lo que, según indicó, sitúa a los países más pobres en una espiral de deuda que les impide ofrecer educación, asistencia sanitaria o salir del agujero financiero que causan las catástrofes.
Esta es la base de los dos asuntos claves que se debatirán en las negociaciones climáticas de noviembre en Azerbaiyán. En su carta a los líderes mundiales, Babayev afirmó que la cuestión “central” y más urgente es alcanzar un nuevo objetivo internacional de ayuda financiera climática de las naciones ricas a las pobres.
Los gobiernos tienen que acordar un nuevo objetivo que mejore los 100.000 millones de dólares anuales que los países adinerados se comprometieron en su día a dar a los más pobres para ayudarles a adoptar economías menos contaminantes. En 2009 se dijo que se llegaría a esa cifra anual para 2020, pero no se alcanzó hasta principios de este año.
Las reuniones celebradas en Alemania en junio para sentar las bases para algún tipo de nuevo acuerdo monetario no lograron los “avances necesarios”, escribió Babayev.
En un comunicado, Babayev apuntó que su país puede ayudar a tender puentes entre ricos y pobres “pero todos tenemos que cruzarlos. De hecho, tenemos que empezar a correr”.
Para ello, Babayev pidió a los principales negociaciones climáticos de varios países que acudan a Azerbaiyán a finales de mes para un retiro informal que busca lograr avances. Además, instó a negociadores veteranos de Dinamarca y Egipto a marcar el camino hacia un nuevo objetivo de ayuda financiera.
Además de las contribuciones económicas para la descarbonización, existe un fondo acordado en 2022 — y adoptado un año después — llamado de pérdidas y daños. Es una especie de reparación de las naciones ricas que queman más combustibles fósiles que atrapan el calor hacia las menos desarrolladas, como Granada, que no solo no utiliza tanto dióxido de carbono, sino que además sufre un impacto desproporcionado de los desastres climáticos.
Babayev apuntó que otro de los objetivos es poner en marcha el fondo de pérdidas y daños para poder entregar “unos fondos muy necesarios y esperados lo antes posible”.
“La única forma de salir de esto es juntos”, dijo Stiell desde Carriacou. “Lo que la crisis climática hizo a la casa de mi abuela no debe convertirse en la nueva normalidad de la humanidad. Aún podemos evitarlo”.