KERBALA, Irak (AP) — Millones de musulmanes chiíes llenaron el sábado las calles de la ciudad iraquí de Kerbala, en su peregrinación anual para conmemorar la muerte de Hussein, nieto del profeta Mahoma, que se convirtió en un símbolo de la resistencia durante el tumultuoso primer siglo en la historia del islam.
Tahseen Al-Khafaji, director de la célula de medios del organismo de seguridad iraquí, indicó que, hasta el viernes, habían entrado al país más de 3 millones de peregrinos en medio de estrictas medidas de seguridad.
Este año, el Arbain —palabra en árabe que designa al número 40 y que tradicionalmente señala el fin de un periodo de duelo— estuvo marcado por la tristeza debido a la guerra en Gaza, que ya ha entrado a su 11mo mes, y por las preocupaciones de que pudiera convertirse en un conflicto regional con el aumento de las tensiones entre Israel e Irán luego que una explosión mató al líder del grupo armado Hamás, Ismail Haniyeh, el mes pasado en Teherán.
La muerte de Hussein exacerbó el cisma entre las dos principales ramas del islam, los suníes y los chiíes. No obstante, para muchos musulmanes, esa división ha asumido un papel secundario ante la ira y el dolor compartidos por el sufrimiento de los palestinos en Gaza, donde han muerto más de 40.000 personas hasta ahora. La guerra entre Israel y Hamás inició después del ataque sorpresivo del grupo armado en el sur de Israel, donde murieron cerca de 1.200 personas y 250 fueron tomadas como rehenes.
Los peregrinos suelen llegar de todas partes del mundo para honrar el Arbain en el 20mo día de Safar, el segundo mes del calendario lunar islámico, que culmina en el punto donde Hussein y su medio hermano, Imam Abbas, fueron asesinados en la batalla de Kerbala. Muchas personas consideran este hecho como un recordatorio de la unidad de la comunidad chií a través de siglos de agitación.
“Que Dios nunca nos quite esta solidaridad entre nosotros”, dijo Amad Zarepoor, que viajó desde Irán.
El sábado, el sonido rítmico de los peregrinos golpeándose el pecho y la cabeza mientras rodeaban el Santuario del Imam Hussein marcó el ambiente.
Uno de los puntos más transitados es el cruce fronterizo entre Irak e Irán de Mandali, en la provincia de Diyala, en el norte de Irak. Sinan al Shemmeri, portavoz de las Fuerzas de Movilización Popular, una coalición de milicias en su mayoría chiíes aliadas de Irán, dijo que el cruce “no es sólo para los hermanos iraníes sino para personas de otras nacionalidades, como Azerbaiyán y Pakistán”.
Se podía ver a los voluntarios a lo largo de la carretera de casi 113 kilómetros (70 millas) desde la capital de Irak, Bagdad, hasta Karbala, ofreciendo comida a los cansados peregrinos.