Donald Trump se negó el viernes a condenar los recientes comentarios racistas y conspiracionistas de la activista Laura Loomer, quien lo acompañó esta semana al debate presidencial del martes por la noche y a varios eventos para conmemorar los atentados del 11 de septiembre de 2001.
“Laura me ha respaldado”, manifestó Trump en una conferencia de prensa cerca de Los Ángeles, donde le preguntaron acerca de los temores de sus aliados republicanos sobre su asociación con Loomer, quien alguna vez se declaró una “orgullosa islamófoba” y cuenta con antecedentes de promover conspiraciones extremas y desagradables.
Trump dijo que Loomer tiene “opiniones fuertes”, pero insistió en que él no estaba al tanto de sus comentarios recientes, incluida una publicación en la red social X en la que utilizó estereotipos racistas al escribir que “la Casa Blanca olerá a curry y se facilitará el acceso a los discursos de la Casa Blanca vía un centro de atención telefónica” si su rival demócrata, Kamala Harris, gana los comicios de noviembre. Harris es hija de inmigrantes de Jamaica e India.
“Yo no controlo a Laura. Laura va a decir lo que quiera”, declaró Trump. “Yo no puedo decirle a Laura qué hacer”.
Sin embargo, posteriormente Trump intentó distanciarse de Loomer con mayor claridad. En una publicación en su red social Truth Social, señaló: “No estoy de acuerdo con las declaraciones que hizo”, y dijo que era “una ciudadana privada y simpatizante desde hace mucho tiempo” que “no trabaja para el equipo de campaña”. Pero incluso en esa publicación Trump defendió a Loomer, escribiendo que “al igual que los muchos millones de personas que me respaldan, ella está cansada de ver a los marxistas y fascistas de la izquierda radical atacarme y calumniarme violentamente”.
Las presentaciones de Loomer con Trump en eventos de campaña han alarmado a algunos de sus simpatizantes más destacados, quienes han tomado la inusual medida de expresar públicamente su preocupación de que esto perjudique sus posibilidades frente a Harris, quien ha ido generando un mayor entusiasmo entre los demócratas luego de su desempeño en el debate del martes. El viernes Harris hacía campaña en Pensilvania.
La republicana Marjorie Taylor Greene, una legisladora por Georgia conocida por propagar teorías de conspiración, declaró que la publicación sobre el curry era “terrible y extremadamente racista”, y dijo que no representa al movimiento “Hagamos grande a Estados Unidos Otra Vez” de Trump (MAGA, por sus siglas en inglés).
El senador republicano Thom Tillis manifestó que Loomer era “una loca conspiranoica que suele proferir basura asquerosa con el objetivo de dividir a los republicanos”, y añadió que un infiltrado del Partido Demócrata “no podría hacer un mejor trabajo que el que ella está haciendo para afectar las posibilidades del presidente Trump”.
Trump tiene antecedentes de vincularse con extremistas, incluida la cena que sostuvo en su finca Mar-a-Lago en 2022 con Nick Fuentes, un activista de extrema derecha que había utilizado su plataforma en línea para lanzar retórica antisemita y nacionalista blanca. Trump había dicho en esa época que “no sabía nada acerca de” Fuentes antes de cenar con el rapero Kanye West, ahora conocido como Ye.
Harris no ha comentado públicamente sobre los vínculos de Loomer con Trump. Pero como ha ocurrido frecuentemente durante sus tres campañas por la Casa Blanca, Trump sumió esta semana a su campaña presidencial en una discusión sobre teorías de conspiración de extrema derecha y rumores infundados con consecuencias.