En Puerto Rico, la crisis política y social ha alcanzado niveles alarmantes. La corrupción, la desigualdad y la incompetencia gubernamental han socavado nuestras instituciones y nuestra calidad de vida. El sistema bipartidista que ha dominado durante las últimas seis décadas nos ha dejado un legado de mala gestión y poca legitimidad. En este escenario, la necesidad de un cambio urgente es innegable, y el llamado a votar con conciencia es más relevante que nunca.
Como dijo Martin Luther King, “Nuestras vidas empiezan a terminar el día en que guardamos silencio sobre las cosas que importan”. Hoy, el silencio no es una opción. La Mesa de Diálogo Martin Luther King, desde su fundación en 2010, ha denunciado las injusticias que sufrimos en el país. Nuestro compromiso es claro: resistir de forma activa no violenta la exclusión, la explotación y la corrupción, y promover un proyecto de país basado en los principios de justicia, equidad y solidaridad.
Un diagnóstico de la crisis
La lista de problemas que enfrentamos es larga y preocupante. La corrupción rampante, la incompetencia en la prestación de servicios públicos y la falta de voluntad para erradicar el discrimen y la violencia contra las mujeres son solo algunos de los síntomas de un sistema fallido. Las poblaciones más vulnerables están abandonadas, y la desigualdad social crece, alimentada por un modelo económico neoliberal que ha privatizado servicios básicos y dejado a la mayoría de la población empobrecida. Al privatizar los servicios básicos, dejan de ser servicios, para convertirse en negocios y lucrarse de nuestras necesidades.
La crisis se extiende también a sectores clave para el desarrollo del país. La Universidad de Puerto Rico, nuestro principal centro académico, está en franco deterioro, y los pequeños y medianos empresarios, que deberían ser el motor de nuestra economía, enfrentamos obstáculos que frenan el crecimiento y desarrollo de nuestros proyectos. Mientras tanto, el medioambiente sufre por la negligencia y la falta de medidas para protegerlo.
La necesidad de un nuevo proyecto de país
Frente a este panorama, necesitamos un cambio radical en la forma de gobernar. Es urgente construir un gobierno basado en la buena gobernanza, la democracia participativa y la reconciliación. Este proyecto de país debe fundamentarse en la integridad pública, la transparencia y la inclusión de todos los sectores de la sociedad. Debemos aspirar a un desarrollo económico justo, solidario y equitativo, y garantizar que los servicios públicos respondan a las necesidades de la población, respetando siempre nuestros derechos humanos, civiles, políticos, económicos, ambientales y culturales.
En este sentido, en la Mesa hemos identificado a tres personas como las más capacitadas para liderar este proceso de transformación: Juan Dalmau Ramírez, Ana Irma Rivera Lassén y Manuel Natal Albelo. Su propuesta de una Alianza de País refleja la convergencia de fuerzas necesarias para llevar a Puerto Rico hacia una nueva era de buena gobernanza y justicia social.
Votar sin colores, votar con conciencia
El llamado es claro: es hora de votar con conciencia. No podemos permitir que los mismos actores políticos que nos han llevado a esta crisis continúen en el poder. Debemos ser valientes y dejar atrás el miedo y la desinformación que algunos sectores utilizan para manipular a la población. Es crucial que en las próximas elecciones votemos por aquellas personas que promueven un cambio real, independientemente de su afiliación partidista. Esto implica apoyar tanto a personas candidatas de distintos partidos como a independientes que compartan los principios de buena gobernanza y justicia social.
También es esencial que nos mantengamos vigilantes ante las irregularidades que han surgido en la Comisión Estatal de Elecciones. La integridad del proceso electoral es fundamental para preservar nuestra tradición democrática, y cualquier intento de socavarla debe ser denunciado y corregido de inmediato.
El papel de la sociedad civil
La Mesa de Diálogo Martin Luther King reitera que no representa a ninguna estructura política en particular. Nuestro compromiso es con el bienestar del pueblo de Puerto Rico, y nuestra postura crítica se mantendrá, sin importar quiénes sean electos en las próximas elecciones.
En este contexto, el papel de la sociedad civil es crucial. La Mesa hace un llamado al liderato religiosos y personas laicas de todas las confesiones de fe para que sirvan como observadores en este proceso electoral. Su participación será clave para garantizar que las elecciones se realicen con transparencia y fidelidad a los principios democráticos y éticos que deben regir nuestra sociedad.
Puerto Rico se encuentra en un momento decisivo. El cambio es posible, pero solo si votamos con conciencia y responsabilidad. Dejemos atrás las lealtades ciegas a los partidos y votemos por el futuro de nuestro país. Votar sin colores, por un Puerto Rico más justo, inclusivo y democrático, es el primer paso hacia la transformación que tanto necesitamos.