No le quepa duda, la estadidad ha sido la alternativa mayoritaria en los últimos cuatro plebiscitos: 2012, 2017, 2020 y 2024. Los votos estadistas son muchos más que los votantes del PNP: 528,379 votos por la estadidad versus 438,183 votos para Jennifer González. Pero el PNP se encamina nuevamente a derrotar la estadidad en el Congreso de Estados Unidos.
Desde 1998, cuando prevaleció la alternativa “ninguna de las anteriores”, el liderato del PNP ha torcido cifras y escondido resultados para magnificar el favor electoral de la estadidad. Pero el soberano de ellos, el Congreso de Estados Unidos, ha visto siempre a través de la argucia novoprogresista y no ha hecho nada. En siete plebiscitos de status, el punto máximo de votos estadistas alcanzó 834,191 en 2012, que se representó al congreso como apoyo masivo de 61.1%. No obstante, luego se desinfló a tan sólo un 44.4%, cuando se contaron las papeletas en blanco, que fueron emitidas como un voto de protesta. El ardid estadístico fracasó a tal grado que el presidente Barak Obama anunció el 10 de abril de 2013 la solicitud de una asignación de $2,500,000 para la celebración de un nuevo plebiscito en Puerto Rico. La propuesta del Presidente estipulaba que el dinero debería utilizarse para la celebración de un plebiscito y para la educación del pueblo sobre las opciones de status de manera objetiva y no partidista. Tres plebiscitos después el dinero no ha podido utilizarse por no cumplir con los requisitos presidenciales.
Cinco años después el PNP organizó un quinto plebiscito sin la participación de los demás partidos políticos. Con un 23% de participación electoral la estadidad logró un 97% de los votos. El único problema aritmético, no matemático ni estadístico, es que ese 97% constaba tan sólo de 508,862 votos, 325,329 votos menos que el 61%, reducido a 44%, de 2012. Nuevamente se les cayó la artimaña.
Así que en 2020 volvieron a la carga con el plebiscito “estadidad sí o no”. Este lo ganaron con 655,505 votos y 52.5% del total. Sin hacer campañas enérgicas el “no” a la estadidad obtuvo 592,671, 47.5%. Fue el primer voto de mayoría absoluta, no obstante, para los congresistas no fue contundente y durante el cuatrienio 2021-24, no se movió el asunto del estatus en el cuerpo en el cual reside la soberanía de Puerto Rico, el Congreso de Estados Unidos.
El plebiscito de 2024 repite los problemas de 2012: (1) Se equiparan independencia y libre asociación en una campaña masiva de miedo; (2) se descartan del conteo las papeletas en blanco, a pesar del llamado del Partido Popular a votar en blanco como acto de protesta; (3) el PNP se apropia del voto estadista que es mayor que el de su candidata a gobernadora; (4) se sobre estima la proporción del voto por la estadidad antagonizando a los congresistas que se sienten engañados/as.
Los resultados de la noche del evento de este año revelan: 528,379 votos por la estadidad, 56.5%. Por la independencia se emitieron 286,923 votos (30.9%), a pesar de que el Partido Independentista instruyó a sus miembros y afiliados a dejar en blanco las papeletas del plebiscito y el voto presidencial simbólico. Por la libre asociación votaron 114,676, 12.3%. Esto es, 43.2% de los votantes lo hicieron a favor de alguna fórmula soberanista. Y cuando se incluyen los votos de protesta en blanco el panorama es aún menos favorable a la estadidad: 47.7% para la estadidad, 30.9% independencia, 10.3% libre asociación, 15.0% en blanco.
Se trata de una tormenta perfecta. El PNP infla los resultados, los congresistas y sus equipos, que incluye expertos estadísticos, reciben todos los informes. Se confirman los artificios y contorsiones estadísticas. Se confirma la realidad, la estadidad no crece. Trump saca la estadidad de la plataforma republicana. Mitch McConell, saliente líder republicano del Senado afirma que el control que tendrá su partido en la próxima sesión del Senado garantizará mantener las reglas vigentes del filibusterismo y evitar la admisión de “nuevos estados”.
Es la tormenta perfecta. La estadidad no crece, el racismo y el nacionalismo supremacista Trumpista se imponen en el congreso y la presidencia. El futuro no es incierto, es claro y prístino: la estadidad no se avizora por ninguna parte.