Elon Musk, propietario de la plataforma X, anteriormente Twitter, ha ampliado su demanda contra la Alianza Global de Medios Responsables (GARM) al incluir a Twitch, propiedad de Amazon.
La querella, que inició en agosto de 2024, acusa a las empresas miembros de esta alianza de conspirar para retener ingresos publicitarios de X, lo que habría significado pérdidas millonarias para la plataforma desde que Musk la adquirió en octubre de 2022.
El documento legal alega que Twitch ha evitado deliberadamente comprar anuncios en X en Estados Unidos, limitando su gasto publicitario a pequeñas inversiones en otros países desde noviembre de 2022.
Acusaciones contra Twitch
La demanda se da en medio de un panorama complicado para Twitch, que enfrenta críticas por supuestas conductas de antisemitismo e islamofobia en su plataforma.
En un intento por contrarrestar estas acusaciones, Dan Clancy, CEO de Twitch, declaró que la empresa se opone firmemente al odio y al acoso, introduciendo medidas como la prohibición de usar el término “sionista” para insultar o degradar a otros. Sin embargo, aclaró que su uso en contextos políticos no infringiría las normas.
Paralelamente, Twitch ha sido impactado por rumores de un “adpocalypse,” donde anunciantes importantes han reducido significativamente su inversión en la plataforma, posiblemente temiendo daños a su reputación.
Nuevo frente en la batalla publicitaria de Elon Musk
Tanto X como Twitch han optado por no emitir declaraciones públicas sobre la demanda, dado que se encuentra en curso. No obstante, la inclusión de Twitch como demandado podría intensificar la atención hacia este conflicto, considerando las tensiones previas entre las dos compañías.
Elon Musk is suing Twitch for allegedly conspiring to boycott advertisement on Twitter/X pic.twitter.com/wbzXUoUr2t
— Dexerto (@Dexerto) November 19, 2024
Implicaciones de la disputa
La demanda de Musk contra GARM, ahora ampliada, destaca el enfrentamiento entre X y actores clave en el ecosistema publicitario.
Si las acusaciones se sostienen, podrían tener repercusiones significativas para la relación entre plataformas de redes sociales y anunciantes globales, redefiniendo las dinámicas de ingresos en el sector.