Saturday, December 21, 2024
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Cambia la vida la bomba de insulina

La bomba de insulina es uno de esos recursos que la tecnología ha desarrollado para cambiar la vida de los pacientes diabéticos, permitiéndoles un monitoreo continuo de su glucosa, y facilitando una rutina más sencilla y controlada.

“La tecnología se hace para trabajar para nosotros. Si vas a comparar la vida de un diabético antes y después de usar la bomba, pues su vida cambia para bien”, afirmó la especialista en Medicina Interna, Johanna Martínez.

Del tamaño de un beeper, la bomba administra insulina continuamente mediante un catéter subcutáneo. El paciente puede llevarla cómodamente en la cintura y programarla según sus necesidades. Algunas versiones modernas incluyen un monitor que registra los niveles de azúcar hasta por 14 días y permiten aplicar un bolo de insulina en caso de picos de glucosa, explicó Martínez.

Para los pacientes con diabetes tipo 1, cuyo páncreas no produce insulina debido a un ataque autoinmune, este dispositivo es particularmente beneficioso. “Especialmente para el paciente con diabetes tipo 1, esta bomba llegó para suplantar los pinchazos”, destacó añadió la médico, con oficinas en Guaynabo y Santurce. En ausencia de la bomba de insulina, un paciente promedio debe pincharse cerca de siete veces al día, entre las dosis de insulina antes de cada comida y al acostarse, y las ocasiones para revisar sus niveles de glucosa.

La bomba, añadió la especialista, es más beneficiosa para las personas que tienen ausencia casi completa de producción de insulina, como son los pacientes con diabetes tipo 1. Se identifica así a los pacientes cuyo páncreas produce poca o ninguna insulina, debido a que el sistema inmunitario ataca las células que la generan. Aunque puede aparecer a cualquier edad, suele diagnosticarse principalmente en niños y jóvenes, explicó la internista.

El uso de la bomba de insulina puede también indicarse en pacientes con diabetes tipo 2, aunque con menor frecuencia. Estos pacientes sufren del síndrome metabólico porque presentan varios factores de riesgo, como lo son altos niveles de azúcar, colesterol y presión arterial elevada. La mayoría de los pacientes tipo 2 son diagnosticados en la adultez, aunque en Puerto Rico van en aumento los casos de adolescentes y jóvenes con esta condición.

Hay adultos que usan la bomba porque sufren una destrucción del páncreas, ya sea por una enfermedad autoinmune, uso de algunos medicamentos, traumas, cirugía o problemas de alcoholismo, señaló Martínez. “Para estos tipo 2, además de la bomba, viene un aditamento nuevo (pen), que mide el azúcar y dispara la cantidad de insulina que necesita”, dijo.

Sin embargo, Martínez, certificada en age management, obesidad y longevidad, enfatizó que la bomba no trabaja sola.

“Todos tenemos que modificar nuestros estilos de vida”, afirmó, subrayando la importancia de una alimentación saludable, 150 minutos semanales de actividad física, y el control metabólico y de la tiroides como pilares del autocuidado.



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