Para muchos, la época navideña representa reuniones familiares y tiempo de descanso. Para otros, esta temporada es un espacio para seguir sirviendo a los demás a través de su vocación, que los ha llevado a ofrecerles una voz de esperanza, de ayuda o de diversión.
Ese es el caso de Roberto Ortiz, quien, con su Orquesta Costa Sabrosa, lleva alegría y sabor salsero a cientos de personas que desean disfrutar y bailar en las actividades navideñas. Llevar esa algarabía a los demás ha provocado su ausencia en las reuniones familiares de las festividades como Nochebuena, Navidad, Despedida de Año y Año Nuevo, pero para Ortiz su música es un don que debe ofrecer a los demás.
“La música para mí ha sido mi vida. Estoy en ella desde la edad de 20 años… Estar llevando alegría a los demás es algo muy bonito. Complacer a la gente es nuestra razón de ser”, destaca Ortiz, quien lleva más de 40 años en la industria musical, en la que ha trabajado con estrellas como Tony Vega, Domingo Quiñones, la Fania, Ismael Miranda, Tito Nieves, entre otras. Hoy día, es acompañado por músicos con igual trayectoria en el mundo salsero: Rigoberto Díaz, Pedro Hernández, Héctor Pérez, Charlie Sierra y Nelson Álvarez.
Sobre el inicio de su carrera musical, menciona lo difícil que fue porque sus hijos eran pequeños, por lo que vive agradecido de su compañera de vida por apoyarlo en todo momento. “Como trabajador de la música, he tenido que ausentarme en estas fechas, que son tan neurálgicas porque son importantes para la música. A veces, para llegar alegría y felicidad a otra gente, uno tiene que sacrificar a su familia”, afirma el cantante de salsa, que no oculta el orgullo que siente por sus tres hijos y su esposa.
En estos días festivos, menciona que su grupo irá a escenarios diversos que van desde eventos en restaurantes y clubes hasta residenciales. Llevan su música a todo tipo de público, lo que le permite experimentar cercanía con las audiencias. “Es algo muy bonito. Yo percibo la honestidad de la gente que se me acerca a decirme que le gustó una canción, a solicitarme otra. Es algo bien importante complacer a la gente”, afirma.
Festividades en un hospital
Para el enfermero profesional Joaquín Hernández, servir a los demás es su razón de ser. Lo supo desde antes de comenzar a estudiar enfermería en el Recinto de Arecibo de la Universidad de Puerto Rico. Desde ese momento, sabía que sería un trabajo sacrificado, que incluía laborar en los momentos en que la mayoría de las personas están en sus casas, como días festivos y hasta en eventos meteorológicos. Pero su pasión por la enfermería pudo más y, hoy día, no cambia nada de lo que ha experimentado en esta carrera.
“Sabía que cuando fuera enfermero en un hospital iba a tener turnos rotativos, dobles turnos. Pero es mi vocación. Desde que empecé a estudiar enfermería, me gustó muchísimo, aunque nos decían que era una profesión sacrificada, que podríamos perder tiempo de familia. Se nos advirtió”, menciona el joven.
Admite que estar lejos de su esposa y su familia en los días festivos es difícil, pero cuando llega a su trabajo, se enfoca en ayudar a los pacientes que llegan. Cuando regresa a su hogar, descansa pocas horas para poder compartir con sus allegados. “Hay que sacrificar el sueño. Después de una guardia de hospital, de 11:00 p.m. a 7:00 a.m., uno sale muerto de sueño. Así que llegas a la casa duermes apenas unas cuatro a cinco horas para poder salir y aprovechar el día”, indica Hernández.
Pese a los sacrificios que conlleva el ser enfermero, este afirma que no lo cambiaría por nada porque “estoy satisfecho con lo que hago”. En estos días festivos, destaca el esfuerzo que hacen todos lo que trabajan en los hospitales, que incluye a otros como él, así como a terapistas, doctores, guardias de seguridad, quienes “son de admirar porque su trabajo es bien sacrificado y de mucho esfuerzo. Sienten amor por lo que hacen”.
Al lado de los necesitados
Al igual que Hernández, la enfermera anestesista Mariel Quiñones vive la vocación de servir más allá de los sacrificios que conlleva esta profesión. Dice que, a veces, son los enfermeros los únicos que acompañan a los hospitalizados esos días festivos porque muchos no reciben visitas. Enfatiza que, para ser enfermero, hay que amar el servicio.
Para esta época navideña, muchos de sus colegas prefieren trabajar un turno de 24 horas corridas para luego tener un día libre completo con su familia. Sigue siendo sacrificado, pero es un arreglo que les permite disfrutar algo de las festividades.
“Siempre digo: ‘en esta profesión hay muchos días que hay que sacrificar a la familia por servir, pero esto se hace por vocación’. Es lo mismo con los policías, los enfermeros, los bomberos, todos los que están en los servicios públicos esenciales. El que se mete en esto sabe que estos días le va a tocar pasarlo fuera de su casa y no estar con la familia. Lo hacemos porque realmente hay vocación. Eso es bien importante y lo hacemos con cariño, con amor”, indica Quiñones.
“Muchos de los que trabajan esta fecha hacen alguito de compartir en el counter (mostrador) de enfermería. Y también sentimos la satisfacción de acompañar a muchos de esos pacientes que están solos porque sus familiares no van allí en las despedidas de año y uno es el que está allí”, comenta.
Alegría al son de panderos
Para el músico independiente de bomba y plena Wilfredo Fuentes Quiñones, hacer música y llevar alegría a las personas durante los días festivos le provoca satisfacciones que superan la tristeza de no estar con su familia. Confiesa que le da desconsuelo ver las fotos familiares de esas festividades y no aparecer en ellas, pero no cambiaría su vocación porque es algo que lleva en sus venas.
“Hay que dejar la familia por el trabajo, pero llevar música es algo emocionante porque es poder llevar alegría a otras personas, de las cuales muchas lo necesitan porque capaz cargan tristezas que uno como artista y músico desconocemos”, manifiesta el joven de Loíza.
Fuentes Quiñones indica que, por su trabajo, no puede hacer ningún arreglo para estar con sus familiares, dado a que tiene eventos consecutivos. Por ejemplo, un 31 de diciembre puede empezar a tocar en fiestas a las 3:00 p.m. y seguir de corrido en otras actividades hasta las 3:00 a.m. del otro día. No hay espacio de tiempo libre entre un evento y otro, solo lo suficiente para trasladarse en auto.
“Se vive como con un 50% de felicidad por estar alegrando a la gente y 50% de tristeza por no estar con mi familia. Yo soy bien profamilia, pero sé que tengo una responsabilidad con la música… Sé que mi trabajo se intensifica en los días festivos. Es como los policías, bomberos, enfermeros. Todos tenemos una labor que cumplir; unos llevamos alegría, otros seguridad y protección”, menciona el músico.
“Aún con estos sacrificios, hay algo que me impide salir de la música. Es que no puedo cambiar algo tan bonito… Es más la satisfacción que los sacrificios”, añade.
Asistencia de emergencia que no descansa en Navidad
Otra persona que vive la vocación de servir en todo momento, incluyendo los días festivos, es Ana Osorio, telecomunicadora del Negociado de Sistema de Emergencias, quien lleva 13 años atendiendo llamadas urgentes. Esta recuerda la primera vez que le tocó trabajar en una Despedida de Año y siente tristeza porque sus niñas eran pequeñas. No obstante, también rememora que, cuando llegó a su área de trabajo, se enfocó en ayudar a los demás.
“Cuando tú decides empezar en un trabajo así, estás consciente que es 24 horas los siete días de la semana. Nos tiene que gustar lo que hacemos, y a mí me gusta lo que hago. Me llena de mucha satisfacción, aunque tenga que trabajar los días festivos. Es que estás dando de ti, aportas un grano de arena para ayudar a otros”, dice Osorio.
Menciona que los días festivos, si el ambiente lo permite, los compañeros de trabajo llevan comida para compartir. Se apoyan como si fueran familia porque todos están lejos de sus seres queridos y a todos los une la vocación de ayudar a los demás y eso no se pone en pausa en Navidad.