Natalie Rodríguez Ramos, residente en Camuy, no tenía historial de condiciones médicas que la predispusieran a tener un parto prematuro cuando estuvo embarazada a sus 27 años. Aun así, su primera hija nació por cesárea a las 32 semanas sin explicación médica contundente del suceso.
A su segunda hija la tuvo más temprano todavía, a las 24 semanas.
“No hay una razón que me han dado del porqué. Es muy difícil determinar qué causa un parto prematuro”, sostuvo la joven de 30 años. Aunque le habían hecho un estudio que apuntaba a una posible infección en la placenta, tampoco fue corroborado.
Sus familiares lo atribuyeron al estrés: para su primer embarazo, desarrollaba un negocio, y para el segundo, estaba en medio de una mudanza. Pero este factor, aunque es una condición común previo al embarazo, no está comprobado por estudios científicos ni identificado por organizaciones salubristas oficiales como causante.
Las cinco condiciones más comunes que padecen las mujeres durante el embarazo en Puerto Rico son anemia, ansiedad, alta presión sanguínea, depresión y diabetes gestacional, encontró una encuesta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés). Se recomienda que estas condiciones estén controladas en la gestación para minimizar probabilidades de prematurez.
Pese a que ambos nacimientos fueron prematuros, Rodríguez Ramos, quien fue atendida en Manatí Medical Center, abundó que la diferencia entre ambas fue del “cielo a la tierra”.
“La primera estaba formadita. Mi segunda nació con párpados pegados, orejas pegadas y piel llena de hematomas y violeta”, describió. A su juicio, los hematomas surgieron por un presunto “manejo brusco” de la ginecóloga durante la cesárea.
El especialista en salud materno infantil William Ramírez Cacho, quien dirige Ginecología y Obstetricia en Manatí, Mayagüez y Bayamón Medical Center, aceptó que la cesárea es “agresiva” y requiere un mecanismo “robusto”, pero aseguró que es el procedimiento más conveniente para un bebé prematuro.
La bebé, a quien llamó Emma, sobrevivió y cumple su primer año este mes. Aunque está saludable, requiere cuidado médico constante de al menos seis especialistas, con mayor atención a la vista y el hígado, que se afectaron por tiempo prolongado en la unidad de cuidado intensivo neonatal (NICU, en inglés). Su hermana mayor, Leah, de cuatro años, por su parte, es “súpersaludable”, dijo su mamá, pues tuvo menos complicaciones y menos visitas a especialistas.
En Camuy, aproximadamente uno de cada ocho nacimientos, o el 13%, son prematuros, reflejan datos acumulados entre 2014 y 2023 del Departamento de Salud (DS), suministrados a Metro Puerto Rico. En todo el archipiélago, el 12.1% de los nacimientos en 2023 fueron prematuros, que según la organización de salud materno infantil March of Dimes (MoD), es la primera causa de mortalidad infantil.
El informe Where You Live Matters: Maternity Care in Puerto Rico de MoD encontró que la disparidad en acceso a cuidado materno es amplia en Puerto Rico, con el 20% de los municipios catalogados como sin acceso directo a este tipo de atención médica.
Aproximadamente el 10% de mujeres no tenía un hospital con sala de maternidad a menos de 30 minutos, como fue el caso de Rodríguez Ramos, quien viajaba una hora de Camuy a Manatí para visitas con un perinatólogo como parte del cuidado prenatal y, en posparto, para visitar a sus bebés en NICU diariamente —a Leah, por una semana; a Emma, cuatro meses.
Según otra encuesta de los CDC, llamada LOCATe, que clasifica los niveles de cuidado de salas de maternidad y NICU, hay 27 hospitales capacitados con estas instalaciones. Mientras más alto el nivel, más capacitado está para atender casos de alto riesgo en madres y fetos.
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Estas clasificaciones de la dependencia federal son parte de una estrategia de Salud para aumentar el cuidado de nacimientos prematuros o bebés con bajo peso en los centros especializados.
El estudio de MoD encontró que, entre 2019 y 2020, hubo una reducción de 11% de hospitales con servicios de maternidad. (En ese mismo período, los nacimientos bajaron un 7%). En los últimos dos años, los hospitales San Carlos Borromeo, en Moca; el Buen Samaritano, en Aguadilla; Damas, en Ponce; y Pavía Arecibo cerraron sus salas de maternidad por bajo censo o falta de médicos obstetras, según sus ejecutivos.
Yadira Tabales Defontaine, gerente de Salud Materno Infantil en MoD, sostuvo que los cierres, hechos sin ningún plan de reestructuración de servicios para maternidad, ocasionan incertidumbre, sobre todo, para personas que viven en zonas más lejanas, que no manejan o que no cuentan con vehículos.
“Es buscar la manera de equilibrar la balanza. Para nosotros, es preocupante que se sigan cerrando unidades. Si se pudiera hacer una redistribución de servicios, tendríamos que trabajar todos en conjunto”, pronunció.
Para el secretario designado de Salud, el doctor Víctor Ramos Otero, las pacientes embarazadas pueden ser atendidas en una sala de operaciones de un hospital general, como respuesta a los cierres de estas instalaciones, en lugar de las salas de parto. Esta práctica ya se hace, constató, en hospitales que no cuentan con suficientes nacimientos para ser costo efectivo.
Además, datos del Departamento de Salud federal reflejan que —salvo en la zona metropolitana y los municipios de Caguas, Manatí, Mayagüez y Ponce— hay menos de diez ginecólogos y obstetras en 42 municipios, mientras que en otros 29 no hay. En promedio, hay 413 ginecólogos obstetras en el archipiélago.
A través de la Sección de Madres, Niños y Adolescentes (SMNA) de la División de Salud Familiar e Infantil, el DS impulsa materiales educativos y coordina dos programas de visitas a domicilio. Uno de ellos tiene alrededor de 5,000 participantes inscritas para recibir enfermeras perinatales que las acompañen durante su gestación hasta los dos años de edad.
Pero MoD insiste en que una proporción de las mujeres en busca de atención médica materna está en riesgo por las distancias a recorrer para conseguirla. Además, considera esta situación como un “factor crítico” porque aumenta el riesgo de morbilidad de los bebés, puede producir tensión financiera y aumentar el estrés y la ansiedad prenatal.
Rodríguez Ramos decidió viajar a Manatí porque, según escuchó, tienen el mejor servicio de salud materna en la zona norte. Pero el impacto fue fuerte: “No solo es tiempo”, puntualizó, pues la comida, el peaje y la gasolina fueron los mayores gastos durante ese período, así como el cansancio físico, especialmente como madre lactante.
Una de las recomendaciones de Tabales Defontaine para todo embarazo es contar con un plan de parto, de acuerdo con los servicios que se necesiten para atender un posible riesgo, idealmente identificado durante el cuidado prenatal. “Lo ideal sería que todo embarazo se atienda en donde haya unidad de parto y donde hayan obstetras ginecólogos o de familia que conozcan manejo”, concretó.