Cónclave, la película sobre la elección de un nuevo papa, ha cautivado la atención de miles de personas, y por su puesto la de los premios, pues el filme fue nominado recientemente a ocho premios Oscar.
Según la descripción oficial de la película, la misma sigue al cardenal Thomas Lawrence quien participa en uno de los eventos más secretos y antiguos del mundo: la elección de un nuevo papa. Este, rodeado de poderosos líderes religiosos en los pasillos del Vaticano, pronto descubre un rastro de secretos profundos que podrían sacudir los cimientos mismos de la Iglesia Católica Romana.
El filme comienza con la imagen de un cardenal que avanza tenso por una carretera romana a altas horas de la noche, con su birrete carmesí bien apretado en la mano. Algo inusual pues los personajes de Conclave no pasan mucho tiempo en el mundo exterior, son hombres que llevan a cabo lo que consideran una función antigua: elegir a un nuevo Papa ahora que el anterior ha muerto. Estos excluyen diligentemente el mundo moderno.
Lawrence, es el decano del Colegio Cardenalicio, cuyo trabajo es dirigir el cónclave mientras cardenales de todo el mundo se reúnen dentro del sagrado santuario de la Capilla Sixtina para emitir votos para un nuevo pontífice.
Thomas está aliado con Aldo Bellini, un candidato progresista que quiere continuar con la liberalización de la Iglesia y su compromiso con el mundo. En el otro bando se encuentra Goffredo Tedesco, un italiano reaccionario que cree que la Iglesia ha estado en el camino equivocado desde que se deshizo de la misa en latín en los años 60. Pero también hay otros candidatos: principalmente, Joseph Tremblay, un político supremo que, a pesar de su aparente humildad y voz suave, claramente tiene grandes ambiciones. Y luego está Joshua Adeyemi, un cardenal carismático de Nigeria que podría convertirse en el primer papa negro.
Sin embargo, ninguno de estos candidatos hace campaña activamente por el papado. Todos son personas con las cabezas bajas, susurros e intercambios colegiales, postrándose sobriamente ante Dios y buscando su guía, mientras que están apuñalándose por la espalda.
A pesar del hecho de que todos han estado encerrados en lo profundo del Vaticano con las puertas cerradas, los sacerdotes del Cónclave son muy conscientes de que todo lo que hacen tendrá repercusiones en el mundo real, particularmente en la forma en que se percibe a la Iglesia.
Cabe destacar que, la película dirigida por Edward Berger es una adaptación de la novela de Robert Harris de 2016.