Más de 63,000 páginas de documentos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963 fueron publicadas el martes tras una orden de Donald Trump, muchas sin las ediciones que habían confundido a los historiadores durante años y ayudado a alimentar las teorías de la conspiración.
La web de Archivos Nacionales y Administración de Documentos de Estados Unidos (NARA, por sus siglas en inglés) publicó los aproximadamente 2.200 archivos que contienen los documentos. La gran mayoría de la colección de más de seis millones de páginas de archivos, fotografías, películas, grabaciones de audio y artefactos relacionados con el asesinato ya habían sido dados a conocer anteriormente.
Larry J. Sabato, director del Centro para Políticas de la Universidad de Virginia y autor de “The Kennedy Half-Century”, dijo que tomará un tiempo revisar todos los documentos.
“Tenemos mucho trabajo por hacer durante mucho tiempo, y la gente simplemente va a tener que aceptar eso”, afirmó.
Trump anunció la publicación el lunes durante una visita al Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas en Washington, asegurando que su gobierno difundiría 80.000 páginas de documentos.
“Tenemos una enorme cantidad de documentos. Tienen mucho que leer”, dijo Trump.
Antes del martes, los investigadores calculaban que había entre 3.000 y 3.500 archivos que no habían sido publicados, ya sea total o parcialmente. Además, el mes pasado el FBI reportó que había descubierto alrededor de 2.400 nuevos archivos relacionados con el asesinato.
Jefferson Morley, vicepresidente de la Fundación Mary Ferrell, un repositorio de archivos relacionados con la muerte de Kennedy, señaló en un comunicado en la red social X que la publicación de los archivos es “un comienzo alentador”. Además, apuntó que gran parte de la “excesiva clasificación de información trivial ha sido eliminada” de los documentos.
Los Archivos Nacionales indicaron en su sitio web que, en apego con la directiva de Trump, la publicación abarcaría “todos los registros que anteriormente habían sido retenidos por razones de confidencialidad”. Pero Morley apuntó que lo publicado el martes no incluía dos tercios de los archivos prometidos, ninguno de los descubiertos recientemente por el FBI ni 500 registros del Servicio de Impuestos Internos.
“No obstante, esta es la noticia más positiva sobre la publicación de archivos sobre JFK desde la década de 1990”, dijo Morley.
El interés en los detalles relacionados con el asesinato de Kennedy ha sido enorme a lo largo de las décadas, con innumerables teorías de la conspiración que giran en torno a la implicación de múltiples tiradores y a la participación de la Unión Soviética y la mafia.
Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de 1963 durante una visita a Dallas. Mientras la caravana en que viajaba se aproximaba al fin de la ruta de un desfile por el centro de la ciudad, se escucharon disparos desde el edificio del Depósito de Libros Escolares de Texas. La policía arrestó a Lee Harvey Oswald, de 24 años, quien se había posicionado como francotirador en el sexto piso. Dos días después, el propietario de un club nocturno, Jack Ruby, mató a disparos a Oswald durante su traslado a la cárcel.
Un año después del asesinato, la Comisión Warren, establecida por el presidente Lyndon B. Johnson para investigar el caso, llegó a la conclusión de que Oswald actuó solo y que no había evidencia de una conspiración. Pero eso no puso fin a una red de teorías alternativas que se ha extendido a lo largo de las décadas.
Oswald era un exmarine que desertó hacia la Unión Soviética antes de regresar a Texas.
Los archivos recién liberados incluían un memorando de noviembre de 1991 de la estación de la CIA en San Petersburgo en el que se indicaba que días antes, un funcionario de la CIA se hizo amigo de un profesor estadounidense en esa ciudad que le habló sobre un amigo que trabajaba para la KGB. El memorando señalaba que el funcionario de la KGB había revisado “cinco gruesos volúmenes” de archivos sobre Oswald y que estaba “seguro de que en ningún momento Oswald fue un agente controlado por la KGB”.
El memorando añadía que, tal como se describía a Oswald en los archivos, el funcionario de la KGB dudaba “que alguien pudiera controlar a Oswald, pero señaló que la KGB lo vigilaba de cerca y constantemente mientras estuvo en la Unión Soviética”. También destacó que el archivo reflejaba que Oswald tenía mala puntería cuando realizó tiro al blanco en la Unión Soviética.
A principios de la década de 1990, el gobierno federal ordenó que todos los documentos relacionados con el asesinato fueran almacenados en una sola colección dentro de los Archivos Nacionales y Administración de Documentos, que fuera puesta a disposición a más tardar en 2017, salvo cualquier exención designada por el presidente.
Alrededor de 500 documentos, entre ellos declaraciones de impuestos, no estaban sujetos al requisito de divulgación de 2017.
Trump, quien asumió su primer mandato en 2017, había dicho que permitiría la liberación de todos los documentos restantes, pero terminó reteniendo algunos debido a lo que calificó como un posible perjuicio a la seguridad nacional. Y aunque se siguieron publicando archivos durante el gobierno del presidente Joe Biden, algunos seguían siendo confidenciales.
Sabato dijo que su equipo cuenta con una “larga, larga lista” de documentos sensibles que está buscando y que anteriormente estaban sumamente censurados.
“Debe haber algo muy, muy sensible para que censuren un párrafo o una página o varias páginas en un documento de este tipo”, afirmó. “Algunos son sobre Cuba, otros sobre lo que la CIA hizo o no hizo en relación con Lee Harvey Oswald”.
Algunos de los documentos dados a conocer anteriormente han ofrecido detalles sobre la forma en que operaban los servicios de inteligencia en esa época, incluidos cables y memorandos de la CIA en los que se discuten las visitas de Oswald a las embajadas de la Unión Soviética y Cuba durante un viaje a Ciudad de México apenas unas semanas antes del asesinato.
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El periodista de Associated Press John Hanna contribuyó con este despacho desde Topeka, Kansas.