Trece niños y jóvenes con síndrome de Down llegan al Recinto de Bayamón de la Universidad de Puerto Rico (UPR) cada tarde, de lunes a jueves, para trabajar actividades físicas que les ayudan en su desarrollo.
Estos niños y jóvenes se unen a otros 63 participantes con algún tipo de discapacidad funcional, que se benefician de una iniciativa única dentro de todo el sistema de la UPR. Se trata del programa de Educación Física Adaptada y Regular en el Departamento de Sicomotricidad Humana de la UPR en Bayamón.
Para la población con síndrome de Down, el laboratorio trabaja en el desarrollo de destrezas motoras finas y gruesas. Además, realiza evaluaciones para identificar sus necesidades y diseñar planes de intervención que mejoren su movilidad.
Ya van 45 años desde que el programa nació a raíz de la ley federal de Educación para Personas con Impedimento, promulgada en 1975, que garantiza la educación a niños y jóvenes con discapacidades. Dentro del sistema UPR, el recinto vaquero es el único que ofrece el grado de bachillerato en Educación Física Adaptada, con una matrícula de 178 estudiantes.
En los laboratorios de educación física adaptada, que cuentan con equipo especializado para personas con impedimentos, estudiantes universitarios atienden a múltiples niños y jóvenes de entre 3 y 21 años de edad con diversidad funcional, supervisados por profesores expertos en el campo.
El director del programa, Mario Vega, estima en “cientos” los participantes atendidos a lo largo de sobre cuatro décadas de servicio.
“La educación física adaptada es un campo más clínico educativo, no es un plano deportivo, ni es un plano de la educación física tradicional, eso es lo que nos distingue a nosotros en nuestro programa”, explicó en entrevista con Metro Puerto Rico.
El currículo secuencial del recinto ubica a los participantes en distintos laboratorios por un periodo de seis meses. Uno de los laboratorios trata métodos de enseñanza y estrategias de evaluación en la población de educación física adaptada. Otro trabaja con metodología para personas con discapacidad intelectual, mientras que el tercero se enfoca en personas con diversidad funcional sensorial, y uno acuático adaptado utiliza facilidades del municipio de Bayamón.
Consecuentemente, los niños y jóvenes referidos, o que sus padres se hayan comunicado con el programa, pasan por evaluación y continúan activos para el segundo semestre. Se desarrolla un plan de intervención con las fortalezas y debilidades identificadas el semestre previo. Luego de un año, en el tercer semestre, se identifican progresiones, regresiones o estancamientos. Los servicios brindados a los niños y jóvenes con impedimentos son gratis.
Por su parte, el rector del Recinto de Bayamón de la UPR, Miguel Vélez, se mostró orgulloso del programa. “Ha sido una de las joyas que tiene UPR Bayamón. Es un programa único en Puerto Rico y, de la manera que lo trabajan aquí, ha significado tener una identidad exclusiva del servicio que le estamos dando a la comunidad. A una comunidad que normalmente no tiene necesariamente los servicios adecuados. Sin embargo, desde el recinto, se ha estado dando todo este tiempo, y cada vez seguimos innovando y seguimos buscando maneras nuevas de apoyar el esfuerzo que hace el departamento y de seguir trabajando en la dirección de apoyar a esta población”, expresó Vélez.
El programa cuenta con un acuerdo colaborativo con Special Olimpics, así como alianzas con organizaciones sin fines de lucro que refieren los casos al programa.
Cualquier padre o persona interesada en orientarse o recibir los servicios de laboratorio de educación física adaptada puede comunicarse al 787-993-0000, extensión 3477.