Thursday, April 24, 2025
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Pobres, presos, transexuales y migrantes acompañarán al féretro de Francisco antes de su entierro

Un grupo de una 40 personas pobres, presos, transexuales, sin techo y migrantes acompañarán al féretro del Papa Francisco hasta instantes antes del entierro de su ataúd. Estas personas necesitadas estarán presentes en la escalinata de acceso a la Basílica Papal de Santa María La Mayor, lugar elegido por el Pontífice, para su entierro, para darle su último adiós, según ha informado el Vaticano.

Con este gesto, la Santa Sede ha recordado la cercanía del Papa Francisco con las personas necesitadas. “Los pobres tienen un lugar especial en el corazón de Dios. Así también en el corazón y en el Magisterio del Santo Padre, que había elegido el nombre de Francisco para no olvidarlos nunca”, ha indicado el Vaticano.

El Pontífice hizo expreso su deseo de que sus restos mortales recibieran sepultura en dicha basílica, fuera del Vaticano, por su “gran devoción” y que éstos fueran depositados en un sepulcro “en la tiera” sin decoracion y con la única inscripción de “Franciscus”.

Cada uno tendrá una rosa blanca en su mano. Serán unos cuarenta, todos ellos dispuestos en la mañana del sábado 26 de abril en las escaleras de Santa Maria Maggiore. Los pobres, los sin techo, los presos, los transgénero, los migrantes dirán “adiós”, pero sobre todo “gracias” a un Papa que para muchos de ellos fue como un “padre”.

Para ellos, los “últimos” de la sociedad, esta vez será un privilegio ser los últimos. Los últimos en despedir a Francisco antes del entierro del féretro que tendrá lugar entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani ) y la Capilla Sforza de la Basílica Liberiana, según deseo del Papa, después del funeral en la Plaza de San Pedro.

La noticia fue anunciada en un comunicado de la Santa Sede, que destaca que “los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios”, así como “en el corazón y en la enseñanza del Santo Padre, que eligió el nombre de Francisco para no olvidarlos nunca”.

Benoni Ambarus, ‘Don Ben’, secretario de la Comisión de la CEI para las Migraciones y delegado para el ámbito de la caridad, estuvo el 26 de diciembre al lado de Francisco en uno de los gestos más simbólicos del pontificado: la apertura de la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia.

Ambarus se conmueve al pensar en ese día, más aún en estos días en que todavía cuesta procesar la muerte del Papa Francisco: “Me parece una decisión conmovedora, porque el Santo Padre Francisco es acogido por la Madre que tanto amó (Salus Populi Romani, ed. ) y por sus amados hijos, que lo acompañarán en estos últimos pasos. Me parece algo verdaderamente hermoso”.

La idea nació tras un contacto entre el propio Ambarus y el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Monseñor Diego Ravelli, para “tratar de valorizar la presencia de los pobres en los funerales o de alguna manera”. Luego, se eligió una representación de las diversas categorías de personas frágiles, pobres, incluyendo personas sin hogar, migrantes, presos o expresos, o familias pobres. Idealmente, es como si todos sus seres queridos lo acompañaran en sus últimos pasos.

En la escalinata de la Basílica Papal habrá por tanto unas 40 personas. “También estaba presente una pequeña representación de transexuales que conozco, que seguimos, de una pequeña comunidad de monjas que convivimos con estos transexuales”, explica ‘Don Ben’.

“Tienen historias muy bonitas. Una en particular, cuando nos conocimos incluso antes de Navidad, acababa de firmar su primer contrato de trabajo con la ayuda de la Cáritas Diocesana de Roma. Estaba emocionadísima”, añade.

Tantas “historias” de muchas personas que, entre otras cosas, han tenido la oportunidad de conocer a Francisco en estos años. Entre los presos se encuentran, por ejemplo, los de Rebibbia, pero también hay inmigrantes o personas sin hogar.

“Seguramente casi todos han tenido la oportunidad de conocerlo al menos una vez”, explica el obispo. Y, siempre con el recuerdo de Rebibbia, explica que queda toda la grandeza de aquella elección del Papa de hacer de una penitenciaría una “catedral” por un día. Al mismo tiempo, “un vacío” para quienes participaron.

Estas personas necesitadas no sólo van a saludar, sino también a dar las gracias. “Lo recibirán con una rosa blanca, todos, y con el gesto de la rosa blanca es una forma de decirle bienvenido a casa, porque irá a la Casa del Padre, y es una rosa para decirle gracias por lo que has hecho por nosotros. Son los hijos quienes saludan al padre”, concluye ‘Don Ben’.



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