El Departamento de Defensa de Estados Unidos aceptó oficialmente un avión Boeing 747-8 de lujo, donado por el gobierno de Qatar, con la intención de que sea utilizado por el presidente Donald Trump una vez que se le realicen las modificaciones necesarias para cumplir con los estándares de seguridad y comunicación requeridos para un avión presidencial.
“El secretario de Defensa ha aceptado un Boeing 747 de Qatar de conformidad con todas las normas y regulaciones federales”, declaró el miércoles el portavoz del Pentágono, Sean Parnell. “El Departamento de Defensa trabajará para garantizar que se consideren las medidas de seguridad adecuadas y los requisitos funcionales de la misión para una aeronave utilizada para transportar al presidente de Estados Unidos”, se indicó en comunicación escrita.
El jet, valorado en cerca de 400 millones de dólares, fue originalmente propiedad de la familia real qatarí y está equipado con interiores de alta gama diseñados por la firma francesa Cabinet Alberto Pinto. La aeronave incluye suites privadas, áreas de descanso, oficinas y una sala de reuniones, en lo que algunos analistas han calificado como “un palacio en el aire”.
Aunque la transferencia fue presentada públicamente como una generosa donación del gobierno qatarí, informes recientes revelan que fue la administración Trump la que, en realidad, solicitó la aeronave.
Según CNN, fuentes cercanas al proceso dijeron que la petición surgió debido a los retrasos en la entrega de los nuevos Air Force One encargados a Boeing, y la posibilidad de un préstamo o compra se transformó en una donación formal, sorprendiendo incluso a funcionarios de la Fuerza Aérea.
La aceptación de un regalo de tal magnitud por parte de un gobierno extranjero ha generado cuestionamientos éticos y legales. Expertos señalan que podría entrar en conflicto con la Cláusula de Emolumentos de la Constitución de Estados Unidos, que prohíbe a los funcionarios federales aceptar obsequios de naciones extranjeras sin la aprobación del Congreso. Sin embargo, el Pentágono asegura que la aceptación fue legal y se realizó conforme a las regulaciones federales.
A pesar de su opulencia, el avión no está listo para volar como Air Force One. Para poder transportar al presidente de forma oficial, la aeronave deberá ser modificada para incluir sistemas de defensa antimisiles, comunicaciones seguras y otras capacidades de seguridad de nivel militar. Estas adaptaciones podrían tardar años y requerir inversiones adicionales multimillonarias.