Una ola de condenas internacionales se desató tras el asesinato de dos empleados de la embajada de Israel frente al Museo Judío Capital en Washington D.C., en un ataque que ha sido calificado como un acto de odio y ha encendido las alarmas sobre la seguridad de las comunidades judías en el mundo.
El ataque ocurrió la noche del miércoles, cuando Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim salían de una recepción diplomática organizada por el Comité Judío Americano. Según testigos, el agresor —identificado como Elias Rodríguez, de 31 años— los abordó armado y abrió fuego sin previo aviso. Ambos murieron en el lugar. Rodríguez fue reducido por el equipo de seguridad y detenido de inmediato mientras gritaba “¡Libre, libre Palestina!” y afirmaba que actuó “por Gaza”.
Las autoridades estadounidenses investigan el atentado como un posible crimen de odio y terrorismo doméstico, en un contexto de creciente tensión internacional por el conflicto en Gaza. El FBI y la Oficina del Fiscal Federal en Washington lideran las indagaciones.
Las víctimas, ambos en sus veintes, trabajaban como parte del equipo diplomático de la embajada de Israel. Lischinsky, de doble nacionalidad israelí y alemana, era asistente de investigación y conocido por promover el diálogo interreligioso. Milgrim, estadounidense y especialista en diplomacia pública, organizaba misiones educativas a Israel y colaboraba en iniciativas de paz. La pareja tenía planes de comprometerse en Jerusalén este verano.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, denunció que el crimen fue impulsado por el aumento del antisemitismo global. Líderes como el presidente estadounidense Donald Trump, el primer ministro británico Keir Starmer, y la canciller alemana Friedrich Merz, expresaron su repudio y solidaridad con las familias. La Unión Europea y varios países anunciaron refuerzos de seguridad en instituciones judías.
El Museo Judío Capital, que había reforzado recientemente sus medidas de protección, lamentó profundamente la tragedia. El atentado ha intensificado el debate sobre el discurso de odio y la polarización política a nivel mundial.
Las investigaciones siguen en curso y se espera que Rodríguez enfrente cargos federales en los próximos días.