El clásico animado de Disney, “Lilo & Stitch”, estrenado originalmente en 2002, regresó a la pantalla en formato de acción real.
A diferencia de otras adaptaciones, que han fallado en capturar la esencia de sus originales —en especial las centradas en princesas—, esta nueva entrega logra un balance perfecto entre fidelidad y frescura.
Stitch, recreado con un CGI increíblemente preciso, es tan adorable y gracioso como siempre. Pero lo que realmente le da alma a la película son las interpretaciones de Maia Kealoha (Lilo) y Sydney Elizebeth Agudong (Nani), cuya química natural transmite ternura y fuerza a partes iguales.
Curiosamente, Disney apostó por no mostrar a Lilo en la promoción hasta el tráiler final, usando a Stitch como único rostro de la campaña. Esta decisión no solo fue efectiva, sino inteligente: protegió a las actrices del hate anticipado que ha afectado a otros lanzamientos del estudio.
Además, convirtió a Stitch en el centro emocional y comercial de la estrategia, con afiches, peluches y campañas que ya dominan el mercado.
El film emociona, hace reír y deja un mensaje claro sobre la familia, la diferencia y el amor incondicional. Aunque no aparece Gantu, posiblemente por limitaciones de presupuesto, la cinta lo compensa con una dirección sólida, guion entrañable y una producción que se siente cuidada en cada detalle.
Sin exagerar, ‘Lilo & Stitch’ no solo es la mejor adaptación live action de Disney hasta la fecha, sino una prueba de que cuando se hace con corazón, el resultado puede ser mágico.
¿De qué trata Lilo & Stitch?
La historia original sigue a Lilo, una niña hawaiana que adopta lo que cree que es un perro, sin saber que se trata de un experimento genético extraterrestre llamado Stitch. A medida que crece su vínculo, ambos aprenden sobre el verdadero significado de la familia, el amor y la aceptación. La frase “Ohana significa familia, y familia significa que nadie se queda atrás o se olvida” marcó a toda una generación.
