Monday, May 26, 2025
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Exiliados cubanos temen por su estatus ante nuevas medidas migratorias de Trump

Autoridades migratorias de Estados Unidos señalaron que Tomás Hernández ocupó cargos de alto rango dentro de la agencia de inteligencia cubana por varios años antes de establecerse en el país en busca del llamado sueño americano.

En marzo, el hombre de 71 años fue arrestado por agentes federales frente a su residencia en el área metropolitana de Miami, acusado de haber ocultado su afiliación al Partido Comunista de Cuba al momento de solicitar la residencia permanente.

En el sur de Florida, donde la comunidad cubano-estadounidense ha abogado históricamente por una postura más estricta hacia el gobierno de La Habana, el arresto de Hernández y de otros exfuncionarios cubanos con órdenes de deportación ha sido bien recibido por los sectores más activos políticamente del exilio.

“Es un regalo político para los intransigentes cubano-estadounidenses”, señaló Eduardo Gamarra, experto en América Latina en la Universidad Internacional de Florida. Pero muchos cubanos temen que ellos puedan ser los próximos en la lista del presidente estadounidense Donald Trump, comentó, y “algunos en la comunidad lo ven como una traición”.

Entre los simpatizantes de Trump algunos están complacidos, otros preocupados

Mientras que la promesa de deportación masiva de Trump ha asustado a migrantes de muchas naciones, ha sido algo sorprendente para los 2.4 millones de cubano-estadounidenses, quienes apoyaron firmemente al republicano dos veces y han gozado durante mucho tiempo de un lugar privilegiado en el sistema de inmigración de Estados Unidos.

En medio de llegadas récord de migrantes desde la isla caribeña, Trump revocó en marzo el permiso humanitario temporal para unos 300 mil cubanos. Muchos han sido detenidos ante la posible deportación.

Entre los que enfrentan la deportación se encuentra un rapero cubano pro-Trump detrás de la exitosa canción “Patria y Vida”, la cual se convirtió en el himno no oficial de las protestas anticomunistas en la isla en 2021 y recibió elogios de figuras como el entonces senador republicano Marco Rubio, quien ahora funge como secretario de Estado. Eliéxer Márquez, quien rapea bajo el nombre de El Funky, dijo que recibió un aviso este mes de que tenía 30 días para salir de Estados Unidos.

Gracias a las leyes de la Guerra Fría destinadas a quitar del cargo a Fidel Castro, los migrantes cubanos disfrutaron durante muchas décadas de un estatus de refugiado casi automático en Estados Unidos y podían obtener tarjetas de residencia un año después de su entrada, a diferencia de los migrantes de prácticamente cualquier otro país.

El apoyo a Trump entre los votantes cubano-estadounidenses de Miami estaba en un máximo histórico en vísperas de las elecciones del año pasado, según una encuesta de la Universidad Internacional de Florida, que ha estado rastreando a la comunidad cubano-estadounidense desde 1991. Trump rara vez menciona a los cubanos en sus ataques a objetivos migrantes, incluidos venezolanos y haitianos. Eso ha dado a muchos cubanos la esperanza de que permanecerán exentos a las medidas de migración.

Política de acciones fuertes

Mientras tanto, los demócratas han estado tratando de sacar provecho de las medidas enérgicas en torno a la migración. En abril, grupos de base erigieron dos vallas publicitarias gigantes en las autopistas de Miami llamando a Rubio y a los representantes republicanos Mario Diaz-Balart, Maria Elvira Salazar y Carlos Gimenez “traidores” a la comunidad cubano-estadounidense por no proteger a decenas de miles de migrantes de las políticas de inmigración de Trump.

El arresto de exagentes estatales cubanos es una forma de fortalecer a los aliados de Trump, dijo Gamarra.

En marzo, Gimenez envió una carta a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, con los nombres de 108 personas que, según él, eran antiguos agentes estatales cubanos o funcionarios del Partido Comunista que vivían ilegalmente en Estados Unidos.

“Es imperativo que el Departamento de Seguridad Nacional haga cumplir las leyes existentes de Estados Unidos para identificar, deportar y repatriar a estas personas que representan una amenaza directa para nuestra seguridad nacional, la integridad de nuestro sistema de inmigración y la seguridad de los exiliados cubanos y ciudadanos estadounidenses por igual”, señaló Gimenez y agregó que Estados Unidos sigue siendo un “faro de esperanza y libertad para aquellos que escapan de la tiranía”.

Una misión para derrocar al gobierno

La lista de objetivos de Gimenez fue compilada por Luis Domínguez, quien dejó Cuba en 1971 y ha hecho de su misión derrocar al gobierno de Cuba. En 2009, cuando el internet aún era una novedad en Cuba, Domínguez dijo que se hizo pasar por una periodista deportiva colombiana de 27 años para atraer al hijo de Castro, Antonio, a un romance en línea.

“Algunas personas sueñan con ganar dinero, o con envejecer e irse de vacaciones”, comentó Domínguez, quien vive en Connecticut. “Yo sueño con ver a mi país libre”.

Con el apoyo de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, de derecha, comenzó a revisar las redes sociales y a confiar en una bien engrasada red de fuentes antisocialistas, dentro y fuera de Cuba, para exponer a funcionarios supuestamente detrás de abusos a los derechos humanos y violaciones de normas democráticas. Hasta la fecha, su sitio web, Represores Cubanos, ha identificado a más de 1,200 de estos agentes estatales, unos 150 en Estados Unidos.

“Están persiguiendo el sueño americano, pero anteriormente lo condenaron mientras perseguían el sueño cubano”, dijo Domínguez. “Es la típica doble vida de cualquier régimen comunista. Cuando estaban en el poder criticaban todo sobre Estados Unidos. Pero ahora que están aquí, lo aman”.

Domínguez, de 62 años, dijo que comparte regularmente sus hallazgos con las fuerzas del orden federales, pero un portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) no comentó sobre la relación de la agencia con el activista.

Un departamento de espías de élite

Enrique García, un excolega, dijo que estudió con Hernández en la antigua Unión Soviética en la década de 1970. Al regresar, Hernández fue enviado a trabajar en el departamento de élite “Norteamérica” de la agencia de espionaje, comentó García.

García, quien desertó a Estados Unidos en la década de 1990 y se ha dedicado a ayudar a los cazadores de espías estadounidenses a desenmascarar a agentes cubanos, señaló que algunos agentes cubanos han infiltrado la actual ola migratoria mientras ocultan sus lealtades pasadas e incluso actuales al gobierno cubano.

“No puedes estar en los dos lados al mismo tiempo”, dijo.

No se sabe cuándo entró Hernández a Estados Unidos y por qué. La ley de inmigración estadounidense generalmente prohíbe la entrada a las personas que han pertenecido a partidos comunistas. Cualquiera que sea sorprendido mintiendo en su solicitud de tarjeta de residencia puede ser deportado o procesado.

Pero deportar a los cubanos que ya no son bienvenidos en Estados Unidos podría resultar un desafío.

El gobierno de Trump envía un solo avión de 60 pasajeros a Cuba cada mes como parte de su campaña de deportación, sin cambios respecto al promedio del año pasado, según Witness at the Border, que rastrea vuelos de deportación. A ese ritmo, tomaría casi 700 años enviar de regreso a los aproximadamente 500 mil cubanos que llegaron durante el gobierno del expresidente Joe Biden y ahora carecen de protecciones temporales.

Inquietudes entre los fanáticos leales

En el Restaurante Versailles, el epicentro de la Pequeña Habana de Miami, pocos entre su clientela anticomunista parecían dispuestos a volverse contra Trump, quien visitó el icónico café dos veces durante la reciente campaña presidencial. Un jubilado que acude a menudo al establecimiento, Rafael Nieto, de 83 años, incluso llevaba un enorme sombrero y pin de Trump 2024.

La mayoría de los exiliados envejecidos celebraron las medidas enérgicas de Trump en torno a la migración, pero hubo algunas grietas en la armadura del Partido Republicano. A medida que la charla de la tarde cambiaba entre hablar de complots de la CIA para asesinar a Castro y el fracaso del expresidente John F. Kennedy para proporcionar cobertura aérea durante la invasión de Bahía de Cochinos en 1961, un jubilado se levantó y se alejó silenciosamente de sus amigos.

Tony Freitas, quien llegó a Estados Unidos de Cuba en el éxodo del Mariel de 1980, dijo en voz baja: “La gente está temblando. Por cualquier cosa puede ser deportado”.



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