Friday, May 30, 2025
No menu items!
HomeUncategorizedPor qué los profesores son el enemigo

Por qué los profesores son el enemigo

Antes de ser vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance afirmó que los profesores y profesoras son el enemigo, citando al ex presidente Richard Nixon. El odio a los académicos, al conocimiento científico, a la razón crítica y a los libros no es nuevo. La persecución de eruditos, la destrucción de bibliotecas y la quema de libros son eventos recurrentes en la historia. Los “cruzados” quemaron libros en la toma de Constantinopla en el siglo 13; el gran inquisidor, Tomás de Torquemada, quemó los libros de la sabiduría judía e islámica en el siglo 15, así como los frailes españoles quemaron los códices mayas en el siglo 16 para “cristianizarlos. Las dictaduras fascistas de Hitler, Franco, Pinochet y Videla presidieron grandes quemas de libros y la represión de intelectuales, así como lo hizo Mao Zedong durante la revolución cultural china. La quema de libros y la persecución de intelectuales son indicativas de la opresión autoritaria. Reyes, dictadores y autócratas pretenden borrar la memoria de “los otros”, acabar con sus tradiciones y conocimientos, emascularlos.

Parece aberrante, que sea Estados Unidos el vórtice del anti intelectualismo del siglo veintiuno. Peor aún, que sea la universidad de investigación más prestigiosa de esa nación el principal terreno de la confrontación entre la plutocracia anti intelectual y los/as académicos/as defensores de libertades proclamadas por la autodenominada democracia más “grandiosa” del mundo. En 2010 tuve el privilegio de ser seleccionado como “académico visitante” (visiting scholar) en el Centro de Estudios Latinoamericanos de Harvard y de ser profesor visitante en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy. En mi clase tuve como estudiantes a un ex ministro de Etiopía y un diplomático de India, y en el Centro compartí con colegas cubanos, mexicanos, venezolanos y norteamericanos. A la escuela Kennedy llegaban a diario académicos y dignatarios de todas partes del mundo invitados a conversar y debatir sobre todos los temas imaginables. Entonces, ¿cuál es la raíz de la amenaza que enfrenta la libertad académica en Estados Unidos y por qué?

A primera vista parecería ser un diferendo político entre los fanáticos del movimiento MAGA (make America great again) y el liberalismo de la tradición del Partido Demócrata y los conservadores libertarios norteamericanos. Luego del Macartismo la hostilidad hacia las universidades y los intelectuales nunca pasó del terreno ideológico al de la confrontación institucional. Cambridge, Massachusetts, mantuvo su mote de “la pequeña Moscú”, más como burla derechista que como marca de demonización. Los trumpistas de MAGA pretenden colgarle el Sanbenito (manto símbolo de la herejía) a Harvard, habiendo prevalecido contra universidades como Columbia, Cornell, Princeton y Johns Hopkins.

No se trata, simplemente, de un conflicto sobre políticas institucionales de diversidad, equidad e inclusión (DEI) para promover la meritocracia; tampoco de mera xenofobia, ni islamofobia. El proyecto político de la derecha radical es la creación de un nuevo orden político-económico mundial regido por una oligarquía de billonarios autócratas dedicado a la producción de riquezas y bienes de lujo para el consumo y disfrute de ese “uno por ciento” de la población mundial que controla más del 50% de la riqueza del mundo, y las élites tecnocráticas y financieras que los sustentan. Esa oligarquía es transnacional, incluye rusos, chinos, norteamericanos, árabes y otros billonarios listados en los “Panama Papers” y los “Pandora Papers”, donde se nombran directamente los grandes oligarcas del mundo—monarcas europeos y árabes, magnates extractivistas y “genios” inventores.

En este nuevo mundo, se promueve, también, la conquista del espacio para la extracción y uso de recursos interplanetarios, mientras la economía mundial se reforma para servir esta nueva clase dominante transnacional. Los trabajadores que residen en los márgenes de esta nueva sociedad serán confinados en países condenados al subdesarrollo donde servirán de mano de obra barata para la industria, la agricultura y el turismo, o en prisiones internacionales (El Salvador, Guantánamo). Mientras las élites afluentes disfrutarán de bienes de lujo como turismo espacial, las “periferias afortunadas” se convertirán en paraísos turísticos como Mónaco, o en centros de producción de alimentos y plataformas ensambladoras de manufacturas. De ahí el afán de reindustrialización y de turistificación de Puerto Rico y la cínica propuesta trumpista de conversión de Gaza en un resort de lujo.

Este nuevo mundo, necesitará poca mano de obra humana, la robotización de la manufactura ya es una realidad. En China, robots hacen tareas de camareras en hoteles bajo supervisión humana; se habla también de robots cantineros y meseros. Para esto no se necesitan profesores ni universidades que estimulen el pensamiento crítico. Las oligarquías billonarias necesitan un ejército de técnicos y sirvientes, no de seres pensantes críticos. Para ellos los/as profesores/as y las universidades son el enemigo; el objetivo primordial de la educación de masas debe ser entrenar mano de obra calificada. Para estas élites los datos son los datos, no necesitan la interpretación del pensamiento crítico ni ético. La inteligencia artificial es el futuro, los/as profesores/as somos “el enemigo”.



Source link

RELATED ARTICLES

Noticias mas leidas