En un escenario marcado por la inflación sostenida, el temor a nuevos aranceles y posibles recortes federales, el consumidor puertorriqueño enfrenta un dilema cada vez más complejo: cómo mantener la dignidad de su mesa sin romper su ya golpeado presupuesto.
Así lo confirma la más reciente Radiografía del Consumidor 2025, un estudio que, desde hace más de tres décadas, traza el pulso del comportamiento de compra en la Isla y que este año cobra una relevancia sin precedentes.
El dato más contundente del informe presentado por la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA) es la preocupación generalizada ante posibles nuevos aranceles. Un 82% de los encuestados teme que estas medidas afecten negativamente la economía, mientras un 61% anticipa un impacto severo en su entorno familiar. La ansiedad se intensifica entre los beneficiarios de ayudas federales, como el PAN y Medicare, quienes ven amenazada su capacidad de cubrir necesidades básicas como alimentos y salud.
Pero en medio de este panorama económico adverso, el consumidor no se rinde: se reinventa. Según Richard Valdés, presidente del Comité de Radiografía del Consumidor, el agente comprador ha cambiado de paradigma. Ya no se trata solamente de ahorrar, sino de obtener valor real, ese que combina precio justo con calidad, salud y bienestar emocional.
En este contexto, productos esenciales como las carnes siguen siendo prioridad, con un 78% de los hogares comprándolas regularmente. Su calidad se posiciona como uno de los tres atributos más importantes al elegir una tienda. No es casualidad: la comida, en particular la proteína animal, representa para muchos más que una necesidad; es símbolo de estabilidad, de alimentación digna. En otras palabras, el consumidor puertorriqueño está dispuesto a pagar más si el producto lo vale.
Diana Rodríguez, presidenta de Lighthouse Strategies, destaca que el concepto de valor ha evolucionado. Hoy se construye desde la conveniencia y una conciencia creciente sobre la salud. De hecho, cocinar en casa se reafirma como una estrategia clave: el 91% continúa preparándose sus alimentos, no solo para ahorrar, sino para comer mejor. Ingredientes bajos en azúcar, preparados al “air fryer” y productos fáciles de manejar dominan la nueva despensa.
Y aunque el bolsillo aprieta, el consumidor actual elige con intención. Para el 57%, valor es sinónimo de obtener calidad al mejor precio. Uno de cada dos acepta que sus emociones influyen en sus decisiones de compra. En esa mezcla de números y sentimientos se teje el nuevo perfil del comprador: informado, estratégico y profundamente humano.
La Radiografía 2025 también confirma que, ante la incertidumbre, el consumidor busca certezas en lo familiar: el arroz, el pan, los huevos (que resurgen tras la caída por la gripe aviar), y las carnes. A la vez, muestra una apertura creciente a nuevas marcas y canales digitales, aunque sin abandonar del todo el tradicional shopper impreso, especialmente entre los más adultos.
Este año, el estudio se amplía con más entrevistas, nuevos módulos y un enfoque más holístico del mercado.
Los hallazgos se presentarán oficialmente durante el MIDA Conference & Food Show, del 19 al 21 de junio en el Centro de Convenciones.