El museo Rijksmuseum de Amsterdam, conocido por su vasta colección de maestros del Siglo de Oro neerlandés, ampliará sus horizontes con una exposición única que incluirá un condón de 200 años, probablemente fabricado con el apéndice de una oveja.
Este preservativo, que data de aproximadamente 1830, ha sido añadido a la colección del museo como el primer dispositivo anticonceptivo en formar parte de su archivo artístico.
El condón, considerado un “souvenir de lujo” de la época, es muy probable que haya provenido de un lujoso burdel parisino, y se destaca no solo por su antigüedad, sino también por el grabado erótico que adorna su superficie. El grabado muestra a una monja parcialmente desnuda que señala los genitales erectos de tres clérigos, acompañados de la frase “Voila, mon choix” (“Ahí está, esa es mi elección”). Este detalle ha generado gran interés, ya que parece hacer alusión al mito griego del Juicio de París, en el que un príncipe troyano debe elegir entre tres diosas.
Joyce Zelen, curadora del Rijksmuseum, señaló que la composición del grabado refleja una referencia a este mito clásico, lo que sugiere que quien adquirió este condón probablemente fuera una persona sofisticada y bien educada. “Creemos que quien adquirió este objeto tenía un nivel cultural elevado”, afirmó Zelen.
Este singular objeto fue adquirido en noviembre pasado por €1,000 (aproximadamente $1,070) en una subasta en Haarlem. Ahora se exhibe en una vitrina como parte de una pequeña muestra titulada Safe Sex? que aborda temas de trabajo sexual y salud sexual a través de grabados y dibujos franceses y neerlandeses. La exhibición resalta el contexto histórico de los anticonceptivos, que antes de la invención del caucho vulcanizado en 1839, se fabricaban con lino, membranas animales o incluso con conchas de tortuga, y no ofrecían mucha protección contra enfermedades de transmisión sexual como la sífilis.
Zelen explicó que en la década de 1830, los condones aún eran considerados un tema tabú, especialmente por la iglesia, y se vendían mayormente de forma clandestina en burdeles o barberías. Sin embargo, también existían tiendas de lujo que ofrecían condones a medida. “En los años 30 del siglo XIX, el uso de los condones aún era mal visto, especialmente por la iglesia. Se vendían bajo el mostrador en lugares como burdeles, aunque algunos informes indican que había tiendas de lujo que los personalizaban”, comentó la curadora.
El condón en exhibición mide 20 cm de largo y, según las investigaciones del museo, se sospecha que nunca fue usado, ya que se examinó bajo luz ultravioleta. Además, Zelen destacó una curiosidad sobre el grabado: la monja en la imagen señala a uno de los tres clérigos, pero no está claro si lo hace al hombre calvo, al delgado o al que parece ligeramente más gordo. “De esta manera, cualquier tipo de hombre podría sentirse aludido”, bromeó Zelen.