Thursday, June 5, 2025
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Unión, desafíos y responsabilidad: tres pilares para el progreso de Puerto Rico

En un momento crítico para Puerto Rico, la necesidad de unidad entre los principales líderes políticos del Partido Nuevo Progresista (PNP), los retos que plantea la incertidumbre sobre los fondos federales y el impacto de estos en los programas de beneficencia social, así como la responsabilidad compartida entre el sector público, privado y la ciudadanía, se presentan como factores determinantes para el futuro de la isla. Analicemos estos temas con la urgencia y seriedad que demandan.

El PNP enfrenta un reto histórico: unir a su liderato bajo una visión clara y coherente para el beneficio de Puerto Rico. La gobernadora Jenniffer González Colón; el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz; y el alcalde de San Juan, Miguel Romero, representan diferentes frentes de acción dentro del partido y poseen habilidades complementarias que, en conjunto, pueden forjar un liderazgo fuerte y efectivo. La gobernadora ha demostrado ser una voz poderosa en Washington D.C., con acceso directo a los principales foros de decisión federal, y ahora, desde Fortaleza, gerencia la ejecución de los proyectos que estaban pendientes para la reconstrucción. El presidente del Senado cuenta con una vasta experiencia legislativa y un entendimiento profundo del aparato gubernamental local.Mientras que, el alcalde de la Ciudad Capital ha sido clave en la transformación de San Juan, demostrando un enfoque práctico y resultados tangibles en la gestión municipal.

La unidad entre estos líderes no solo fortalecería al PNP, sino que enviaría un mensaje claro de estabilidad y compromiso a la ciudadanía y a los actores externos, incluyendo el gobierno federal y el sector empresarial. Superar divisiones internas es esencial para proyectar confianza y capacidad de acción en momentos críticos.

Puerto Rico enfrenta una incertidumbre significativa respecto a la llegada de fondos federales, que son vitales para programas esenciales de beneficencia social, como el Programa de Asistencia Nutricional, Medicaid y programas de vivienda. Esta situación amenaza con exacerbar las desigualdades y afectar a los sectores más vulnerables de la población.

Entre los principales retos, están la lentitud a nivel federal en los procesos de aprobación y desembolso de fondos, que crea un vacío crítico en la implementación de proyectos. Los cambios en el panorama político federal impactan directamente la disponibilidad y continuidad de los fondos. La necesidad de garantizar un manejo óptimo y transparente de los recursos asignados es crucial para mantener el respaldo federal, tareas a las que son llamadas agencias estatales como la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal, y la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia.

Ante este panorama, el liderato puertorriqueño debe redoblar sus esfuerzos en la gestión proactiva y en la articulación de prioridades claras que convenzan a los legisladores en Washington, D.C. de la importancia de mantener estos flujos de recursos.

Sin embargo, el progreso de Puerto Rico no puede depender exclusivamente del gobierno. La ciudadanía y el sector privado deben asumir un rol activo, trabajando en paralelo a las gestiones gubernamentales. Algunos ejemplos de cómo esto puede materializarse incluyen el que las empresas locales pueden desarrollar soluciones creativas que atiendan necesidades sociales mientras generan empleo y crecimiento económico. Las organizaciones comunitarias y ciudadanos pueden liderar iniciativas que complementen los programas sociales del gobierno. Además, promover una cultura de autosuficiencia y emprendimiento desde las escuelas y universidades es clave para empoderar a futuras generaciones.

La “milla extra” no es solo un concepto aspiracional; es una responsabilidad compartida que demanda acción concreta. Cada esfuerzo, por más pequeño que parezca, contribuye al objetivo colectivo de un Puerto Rico resiliente y próspero. Puerto Rico se encuentra en una encrucijada. La unidad del liderato político, la resolución de retos ante la incertidumbre federal y el compromiso de todos los sectores son factores indispensables para enfrentar los desafíos presentes y futuros. Este es un llamado a la acción colectiva, a poner de lado las diferencias y trabajar en conjunto por el bien común. Puerto Rico merece nada menos que nuestro mejor esfuerzo.

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