El sistema de Seguro Social de Estados Unidos enfrentará un déficit crítico a partir del año 2034, lo que forzaría recortes automáticos en los beneficios que millones de estadounidenses reciben cada mes, advirtió este martes la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social y Medicare en su informe anual.
Si el Congreso no actúa para reforzar el sistema, los fondos fiduciarios solo podrán cubrir el 81 % de los pagos programados a partir de esa fecha.
El informe detalla que el Fondo Fiduciario del Seguro de Vejez y Sobrevivientes (OASI), que cubre las pensiones por jubilación y fallecimiento, agotará sus reservas en 2033. A partir de entonces, el fondo podrá cubrir únicamente el 77 % de los beneficios correspondientes. Al año siguiente, al combinarse con el fondo del Seguro por Discapacidad (DI), el sistema total del Seguro Social también entrará en déficit, limitándose a pagar apenas ocho de cada diez dólares comprometidos.
“Los beneficios no desaparecerán, pero sin acción del Congreso, se reducirán automáticamente en casi una quinta parte”, señala el informe. Esta nueva proyección representa un ajuste negativo respecto al reporte del año pasado, cuando se estimaba que los fondos durarían hasta 2035.
La revisión a la baja responde a una serie de factores, entre ellos un menor crecimiento económico proyectado, una disminución en las tasas de fertilidad, y el impacto de la legislación recientemente aprobada, como la Social Security Fairness Act, que eliminó ciertas reducciones y elevó los beneficios para sectores específicos.
Actualmente, unos 69 millones de personas reciben beneficios del Seguro Social. Para una gran parte de la población adulta mayor en Estados Unidos, este ingreso es esencial. Según cifras oficiales, el 40 % de las personas mayores de 65 años depende del Seguro Social para cubrir al menos la mitad de sus ingresos, mientras que el 14 % depende de él para más del 90 % de sus recursos mensuales.
Frente a este escenario, los fideicomisarios enfatizan que el Congreso aún tiene margen para adoptar medidas que aseguren la sostenibilidad del sistema. Entre las opciones planteadas se encuentran el aumento de impuestos sobre la nómina, ajustes en la fórmula de beneficios, el incremento gradual de la edad de jubilación o una combinación de estos enfoques. “El tiempo para actuar es ahora. Podemos y debemos asegurar que el Seguro Social siga siendo fuerte para las futuras generaciones”, expresó la congresista demócrata Linda Sánchez, presidenta del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara.
De no implementarse reformas antes de 2034, el sistema funcionaría únicamente con los ingresos que recauda anualmente, sin respaldo de reservas acumuladas. La reducción de pagos sería inmediata y automática, afectando de forma directa a decenas de millones de personas.
“Posponer una solución solo hará que las opciones sean más drásticas y más difíciles de implementar”, concluye el informe, en una advertencia clara al poder legislativo.