Thursday, June 26, 2025
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La NASA quiere mandarte electricidad desde el espacio: esto es lo que planea con Ascent Solar

La energía solar no tiene que quedarse en el techo de tu casa. La idea de capturar energía solar y enviarla desde el espacio a la Tierra ha estado dando vueltas en la ciencia ficción por décadas. Aparece en novelas futuristas, en animes distópicos y en presentaciones extravagantes de visionarios tecnológicos. Pero ahora, con un acuerdo firmado entre la NASA y la empresa Ascent Solar Technologies, esa fantasía está a punto de entrar en fase de prueba real.

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Sí, la NASA quiere experimentar con una forma de energía que no necesite cables, paneles en tu tejado ni estaciones terrestres gigantes. Hablamos de satélites en órbita con paneles solares de altísima eficiencia que recolectan energía durante todo el día —porque en el espacio no hay noche— y la envían directamente a la Tierra en forma de rayos láser o microondas. ¿Suena loco? Lo es. Pero también es el tipo de locura científica que nos encanta.

La tecnología detrás de este proyecto es tan elegante como ambiciosa. Se basa en unas células solares ultra delgadas y flexibles, capaces de soportar las condiciones extremas del espacio y convertir la radiación solar en energía utilizable con una eficiencia que hace ver anticuado a cualquier panel convencional. El objetivo no es solo hacer pruebas en órbita, sino sentar las bases para un nuevo sistema energético global: uno en el que no dependamos del clima, la geografía o la hora del día para tener electricidad.

Un rayo desde el cielo (y no de Zeus): cómo funciona la transmisión de energía espacial

La idea básica es la siguiente: un satélite equipado con paneles solares ultraeficientes —como los de Ascent Solar— captura la energía del sol sin interrupciones. Esa energía se convierte en microondas o láser de alta frecuencia y se enfoca hacia un punto en la Tierra, donde una estación receptora la convierte nuevamente en electricidad. Fin. Sin baterías intermedias. Sin redes eléctricas extensas. Solo luz, aire y ciencia.

¿Parece peligroso? Sí. ¿Podría parecer una Estrella de la Muerte si lo ves desde abajo? También. Pero la tecnología está diseñada para ser segura. Los rayos son altamente dirigidos, y los receptores usan sistemas de seguimiento activos que aseguran que el haz siempre llegue a su destino correcto, incluso si el satélite está a cientos de kilómetros de altura. No estamos hablando de un arma orbital, sino de un poste de luz solar con esteroides y cerebro.

La clave del éxito está en la eficiencia de cada paso. Y ahí entra Ascent Solar, una empresa con sede en Colorado que lleva años trabajando con células solares de película delgada. Estas células son tan ligeras y adaptables que pueden enrollarse como una hoja de papel, pero son capaces de generar electricidad con una eficiencia brutal para su peso. Y más importante aún: son resistentes a la radiación cósmica, al vacío y a las temperaturas extremas. Perfectas para el espacio, donde ningún panel solar convencional sobrevive mucho.

El acuerdo NASA–Ascent Solar: ciencia dura y visión a largo plazo

El anuncio del 25 de junio de 2025 marca un punto de inflexión. Según el acuerdo de colaboración, Ascent Solar proporcionará su tecnología fotovoltaica de última generación a varios programas de investigación y desarrollo de la NASA. Uno de los más interesantes es el proyecto de transmisión de energía por haz, que busca probar en órbita un sistema funcional a escala reducida.

Este no es un contrato cualquiera. No se trata de vender paneles y listo. Es una alianza estratégica para co-desarrollar tecnología que podría convertirse en estándar dentro de una década. La NASA, por su parte, pone su capacidad de prueba en vuelos suborbitales, estaciones experimentales y satélites LEO (de órbita baja). Ascent Solar aporta los módulos solares más avanzados del mercado y la ingeniería para convertir un concepto en hardware funcional.

El objetivo es múltiple: generar energía ininterrumpida en el espacio, transmitirla de forma segura, y sobre todo, demostrar que se puede hacer sin depender de infraestructuras terrestres caras o contaminantes. Si funciona, el sistema podría alimentar bases lunares, vehículos autónomos de exploración, ciudades enteras o incluso zonas de desastre donde la red eléctrica está caída.

Por qué esto importa (y por qué deberías estar emocionado)

Lo que más fascina de este desarrollo es que rompe con las limitaciones clásicas de la energía solar. Hoy en día, incluso en zonas soleadas, los paneles solares tienen problemas: las nubes, la lluvia, el polvo, el ciclo día/noche. En el espacio no hay de eso. El sol brilla todo el tiempo, con intensidad constante y sin obstrucciones. Es la fuente de energía más confiable que existe. Solo que hasta ahora no habíamos encontrado cómo traerla de vuelta sin cohetes ni baterías.

Además, este tipo de energía tiene aplicaciones que van mucho más allá de la Tierra. Imagina una misión a Marte con su propia red energética orbital. O una colonia lunar que nunca tenga que preocuparse por instalar reactores nucleares. O incluso estaciones de carga para vehículos eléctricos en zonas remotas del planeta, donde nunca hubo infraestructura eléctrica. Todo gracias a un satélite, un haz y un receptor.

Y lo mejor es que esta tecnología también podría servir para algo más mundano, pero igual de necesario: reducir la huella de carbono de nuestros sistemas energéticos actuales. Si logramos reemplazar una parte significativa del consumo global con energía transmitida desde el espacio, podríamos disminuir la dependencia del carbón, del gas natural y hasta de las grandes hidroeléctricas que destruyen ecosistemas completos.

¿Qué tan cerca estamos de ver esto funcionando?

Aunque el acuerdo es reciente, los primeros experimentos ya comenzaron. La NASA ha utilizado vuelos de prueba con globos estratosféricos para evaluar la eficiencia de los paneles de Ascent en condiciones similares a las del espacio. También se han probado haces láser de baja potencia como medio de transmisión energética en distancias cortas. El siguiente paso es llevar todo eso a la órbita y probarlo en tiempo real.

Ascent Solar ha declarado que los primeros módulos completos estarán listos para pruebas en órbita antes de que termine 2026. Y si los resultados son positivos, se espera que para 2028 ya haya una constelación de satélites experimentales operando bajo este sistema. No es ciencia ficción a 30 años. Es tecnología funcional a menos de un lustro.

Además, la colaboración con la NASA garantiza que no se trata de un proyecto aislado o especulativo. Está integrado dentro de un ecosistema de misiones que incluye el programa Artemis, el regreso a la Luna, y la futura exploración de Marte. La transmisión de energía desde el espacio ya no es un lujo futurista: es una necesidad logística.



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