Después de años resistiéndose al cambio, millones de usuarios finalmente cedieron. Windows 11, el sistema operativo que llegó envuelto en críticas y confusión, ahora lidera el trono digital. Pero no todo ha sido amor… ni mucho menos voluntario.
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El reinado del nuevo Windows ya es oficial
Durante meses, Windows 10 parecía el inquilino eterno. Sin embargo, los números de julio 2025 revelan un giro inesperado: Windows 11 ahora tiene el 52% del mercado, mientras que Windows 10 cae al 44,59%. Hace medio año, esa relación estaba completamente invertida.
El cambio se explica, en gran parte, por una amenaza con fecha: Microsoft anunció el fin del soporte para Windows 10 en octubre de 2025. Y si algo espanta a usuarios y empresas por igual, es quedarse sin actualizaciones de seguridad.
No fue amor a primera instalación
Cuando Windows 11 salió al mundo en 2021, no generó precisamente ovaciones. Entre sus requisitos raros (hola TPM 2.0), errores al inicio y la necesidad de cambiar de PC en muchos casos, más de uno lo miró de reojo. Algunos todavía lo hacen.
Aunque con el tiempo han llegado funciones útiles y ajustes visuales, la crítica sigue viva. ¿El menú del clic derecho? Sigue siendo un rompecabezas para muchos. La sensación de estar usando un sistema que “complica lo sencillo” aún ronda en algunos rincones.
Lo que ayudó: Copias de seguridad, USB-C y Copilot
Las empresas encontraron alivio con nuevas herramientas como la Copia de Seguridad de Windows, que simplifica las actualizaciones a gran escala. Además, las últimas actualizaciones por fin estandarizan el uso de puertos USB-C y mejoran el soporte de hardware sin dramas.
Y en la esquina futurista, Copilot+, la función de IA integrada, promete una experiencia más inteligente y útil… eventualmente.
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¿Liderazgo forzado o evolución natural?
Lo cierto es que Windows 11 llegó al primer lugar más por presión que por devoción. La gran duda es si, ahora que los usuarios se han subido al barco, realmente notarán mejoras que lo justifiquen. Microsoft tiene el desafío de convertir esa adopción obligada en una experiencia digna del liderazgo que presume.