Desde que Goku salió disparado con su bastón mágico en 1984, Dragon Ball no paró de crecer. Videojuegos, películas, series, merchandising… un universo con un valor estimado de 23.000 millones de dólares. Pero lo que parece una bendición también es una carga: si Dragon Ball se detiene, muchas empresas japonesas tiemblan.
Te puede interesar: [Lo que viene en Dragon Ball Super le podría dar una gran oportunidad a un personaje olvidado]
Cuando seguir no es opcional
Durante la Japan Expo 2025 en Francia, tres pesos pesados de la saga –el exeditor Kazuhiko Torishima, el artista Toyotarou y el diseñador Katsuyoshi Nakatsuru– se sentaron a charlar sobre Dragon Ball con el medio francés DB-Z.
En esa conversación, salió a la luz una verdad incómoda: muchas de las decisiones que tomaron sobre la franquicia no nacieron del corazón creativo, sino de necesidades comerciales.
Torishima fue claro: Dragon Ball GT, por ejemplo, no nació por inspiración divina, sino porque empresas como Bandai Namco, Toei Animation y canales de televisión necesitaban seguir facturando. “Si Dragon Ball no continuaba, íbamos a tener problemas financieros”, confesó.
¿Y Toriyama? Ya había dado el paso al costado
Para cuando terminó Dragon Ball Z en 1996, Akira Toriyama ya había cerrado su historia en el manga. Le habían exprimido la energía como si fuera un Kamehameha. “Lo más fácil habría sido pedirle que siguiera… pero no había forma.
Apenas había terminado”, contó Torishima. Así que lo único que pudieron sacarle fue una lista de personajes y una idea base: Goku convertido en niño otra vez, viajando por el espacio. Eso fue Dragon Ball GT.
GT, el “hermano raro” que dejó huella
Aunque GT nunca logró conquistar a todos los fans, Toyotaro –el artista de Dragon Ball Super– defiende sus méritos. Dice que su estilo visual le sirvió de inspiración para Dragon Ball Daima. “Hay elementos de GT que me encantan… y el diseño gráfico de Nakatsuru era muy fiel al estilo de Toriyama”, comentó.
Te puede interesar: [Dragon Ball logra lo imposible: Que un ex presidente haga un Kame Hame Ha]
¿Qué pasa si Dragon Ball se apaga?
El problema es claro: la franquicia no puede detenerse sin generar un terremoto económico. Pero seguirla sin Toriyama implica otro riesgo: desdibujar la esencia que la hizo tan especial. En resumen, Dragon Ball es una joya que brilla… pero también pesa.