La crisis energética es la bola de nieve que todos hemos visto crecer a medida que baja por la montaña. Fue el tema principal en la pasada campaña y todo el mundo esperaba que cualquiera que ganara comenzara desde el primer día a ejecutar algún plan. En los primeros seis meses, la actual administración dibujó tres acciones que, al día de hoy, no se han materializado. El llamado acuerdo con Genera PR que beneficiaría al país fue detenido por el Negociado de Energía por falta de información que sustentara su alegado beneficio. El plan para contratar generación temporera fue detenido por el Tribunal de Apelaciones por alegadas irregularidades denunciadas por varias empresas que participaron en el proceso. Y el contrato de 20 mil millones con New Fortress Energy (NFE), para el suplido de gas natural, fue parado en seco por la Junta de Supervisión Fiscal por, entre otras cosas, ser irresponsable fiscalmente, beneficiar al contratista por encima del interés público y fomentar un peligroso monopolio. En cualquier liga, tres ‘strikes’ ponchan al bateador.
Sin embargo, la nefasta, temeraria e irresponsable acción de NFE de cortar el suplido de gas para mantener nuestro sistema de energía eléctrica, alegando una supuesta deuda gubernamental, podría ser una gran oportunidad para la gobernadora González. Si la gobernadora tira la raya y no permite esa soberana falta de respeto al país, tendría muy poca oposición en esa gestión. Eso le permitiría corregir uno de los mayores errores en tiempos recientes: permitir que NFE obtuviera el muelle de San Juan en calidad de “dueño”, afectando así la posibilidad de garantizar competencia saludable en nuestro sistema energético, lo que redundaría en beneficios para Puerto Rico.
La gobernadora tiene hoy la oportunidad de actuar con firmeza para asegurar que los intereses de los puertorriqueños prevalezcan sobre los de cualquier contratista. La energía no puede ser un arma de negociación en manos de inescrupulosos: es un derecho y una responsabilidad del Estado. El gobierno tiene la oportunidad de comenzar de nuevo, corregir el rumbo en materia energética y sacudir el palo.
Esta crisis ofrece una oportunidad de redención. Si el gobierno actúa con decisión, puede sacudirse de sus tres ‘strikes’ previos, restaurar la confianza, proteger nuestra calidad de vida y demostrar que aprendió la lección y está dispuesto a corregir lo que se ha hecho mal. De lo contrario, por primera vez, veríamos a un bateador poncharse con cuatro ‘strikes’.