El Estado de California anunció este jueves que presentará una demanda contra la Administración de Donald Trump tras la retirada de $4,000 millones en fondos federales destinados al proyecto de tren de alta velocidad entre Los Ángeles y San Francisco.
La empresa pública responsable del desarrollo del tren formalizará la acción judicial. Según el gobierno estatal, el recorte responde a una “política mezquina” y a la “animadversión personal de Trump hacia California”, más que a razones técnicas u operativas.
“Esto no es más que un ataque despiadado contra el Central Valley, que pone en riesgo miles de empleos. Demandaremos para evitar que Trump descarrile el único tren de alta velocidad en construcción activa en Estados Unidos”, afirmó el gobernador demócrata Gavin Newsom.
La Administración Trump justifica la decisión alegando que el proyecto ya recibió unos $6,900 millones en los últimos quince años, pero no ha tendido “ni una sola vía” ni ha cumplido los plazos para contratar los trenes.
En respuesta, las autoridades californianas aseguraron que el proyecto ya entró en la fase de tendido de vías, tras completar obras en un tramo de 275 kilómetros y levantar 50 estructuras ferroviarias, entre ellas puentes y viaductos. Hasta ahora, el 50 % de los 192 kilómetros que conforman la primera fase ya está finalizado y otro 30 % se encuentra en construcción. El proyecto ha generado unos 15,000 empleos.
Empresas españolas implicadas
Varias compañías españolas, como Ferrovial, ACS y Typsa, participan en el proyecto californiano. Las tres acumulan amplia experiencia en infraestructuras ferroviarias de alta velocidad, especialmente en Europa.
El caso californiano contrasta con el proyecto de tren de alta velocidad en Texas, también paralizado por la Administración Trump pese a que el estado está gobernado por su propio partido, el Republicano. En Texas, el tren se construye bajo una iniciativa privada, aunque con apoyo financiero federal. En ese caso, participa Renfe.
Contraste con el modelo español
Las dificultades de Estados Unidos para avanzar en su primera línea de alta velocidad contrastan con el modelo español, construido durante más de tres décadas con apoyo de los dos principales partidos. España cuenta con más de 4,000 kilómetros de red de alta velocidad, la segunda más extensa del mundo, solo por detrás de China.
Además, el coste de construcción en España ha resultado hasta nueve veces más bajo que en otros países como Reino Unido, cuya red apenas alcanza los 134 kilómetros.
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