La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos confirmó que aceleró la construcción de un segundo muro fronterizo con México.
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Se trata de una muralla de más de 137 kilómetros en sectores como San Diego, Yuma, Tucson, El Paso y el Valle del Río Grande.
La edificación de una nueva barrera secundaria, con estructuras de acero más altas y resistentes, inició la semana pasada en la zona limítrofe entre Nuevo México y Ciudad Juárez.
El proyecto ha generado críticas por parte de organizaciones religiosas y de derechos humanos.
Buscan detener cruce ilegal de migrantes
En la zona fronteriza donde se ejecuta el proyecto —conocida por el cruce irregular de migrantes y contrabando— se ha observado maquinaria pesada y personal federal trabajando de manera continua. De acuerdo con la CBP, el nuevo tramo tendrá una longitud de 11 kilómetros y contará con barras de acero de más de 30 metros de altura.
La agencia federal subrayó que la expansión del muro responde a necesidades de seguridad en los puntos más sensibles de la frontera sur, aunque diversos sectores sociales advierten que estas medidas intensifican la criminalización de la migración.
Piden construir puentes y no muros
Como parte de la respuesta social, la Iglesia Católica anunció que llevará a cabo la 110 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, en la que se promoverá el mensaje de “construir puentes, no muros”.
El pasado 8 de julio, el presidente Donald Trump celebró la aprobación de un presupuesto récord en acciones migratorias por parte del Congreso. El paquete incluye más de $46 mil millones de dólares destinados a la construcción del muro fronterizo, más del triple de lo que se gastó en su primer mandato (2017-2021), según un análisis del American Immigration Council.