Thursday, July 24, 2025
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Benito y la afirmación de la identidad en la diáspora

La tan esperada residencia de Benito Antonio Martínez Ocasio, conocido artísticamente como Bad Bunny, comenzó el pasado 11 de julio, un mega evento que ha dominado los medios informativos y redes sociales nacionales e internacionales. La expectación que ha causado este conglomerado de conciertos ha trascendido espacios de entretenimiento, para convertirse en tema de análisis económico, social, musical y político. No hay duda de que el matiz patriótico de la producción ha sido, sobre todo, el elemento de mayor trascendencia de los conciertos: casas, gallinas, montañas, el flamboyán, pleneros, salseros y las fiestas de marquesina han evocado recuerdos y memorias en personas de todas generaciones. Quienes han disfrutado de esta producción no dejan de comentar el sentido de orgullo nacional que el contenido ha provocado, pero particularmente llama la atención los comentarios de quienes se identifican como “de la diáspora” puertorriqueña.

Este particular grupo de compatriotas, por vivir fuera del suelo nacional, constantemente se ven obligados a luchar para mantener su identidad puertorriqueña, que don Pedro Albizu Campos definió como “aquello que nos hace únicos ante el mundo”. Ante esa definición tan sencilla pero tan profunda, la diáspora está destinada a conectar con lo puertorriqueño de forma más visceral, so pena de perderse entre la pluralidad de identidades que les rodea. Así, venir a un concierto de Bad Bunny, sentir la nacionalidad concentrada en un pequeño, pero rico espacio de alto contenido patriótico, conocer a través de la música, el movimiento y la imagen una vivencia concreta de puertorriqueñidad, por un corto periodo de tiempo, contribuye a reafirmar su identidad boricua. Me comentaba una amiga que “no es lo mismo ser boricua allá que acá. Aquí lo boricua se vive a diario, mientras que allá nos tenemos que probar una y otra vez. Solo así se sobrevive como puertorriqueña”. Esa es la importancia, sentir su puertorriqueñidad tan palpablemente, reafirmar su orgullo patrio y afianzar su identidad. Venir a un concierto “recarga la batería” de la nacionalidad y llena a nuestros compatriotas de la diáspora de energía para luchar diariamente en contra del embate del asimilismo. Gracias por ejercer su rol como boricuas fuera del suelo riqueño con fuerza y orgullo; así también se hace Patria.

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