Friday, July 25, 2025
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Bad Bunny: El Mesías Boricua

El apelativo “Mesías”, del hebreo Mashíaj que significa “ungido”, es una figura central en la fe y la esperanza de la redención (liberación) futura. El Mesías judío no es considerado un ser divino ni semidivino, sino un ser humano excepcional. Para los cristianos el Mesías—Jesucristo—es un ser humano y divino a la vez. Los atributos principales del Mesías son, entre otros: líder inspirador, sabio, entendido, justo, promotor de la paz, redentor del mundo (rescatador de la esclavitud al cautivo).

Así que cuando hablamos de un Mesías boricua, nos referimos a un humano de cualidades excepcionales, capaz de liderar al pueblo de Puerto Rico en su proceso de redención, liberación. Pero no confunda liberación con independencia, Jesucristo redimió a la humanidad pero no independizó a Israel. De hecho, el estado moderno de Israel no es resultado de la acción mesiánica sino de la acción política de gentes de guerra.

En el Puerto Rico del siglo veintiuno ha habido varios candidatos a Mesías. El más notorio fue el gobernador Pedro Rosselló (1993-2000). El apodo de “El Mesías” para Pedro Rosselló se popularizó en la campaña electoral de 2004. Para sus seguidores el regreso de Rosselló a la gobernación representaba la restauración del crecimiento económico a través de los proyectos faraónicos de infraestructura que beneficiaron a una plutocracia allegada al Partido Nuevo Progresista. Parte de esa plutocracia la integraba un grupo de pastores evangélicos—neopentecostales fundamentalistas—promotores del evangelio de la prosperidad. Esta fracción de la clase adinerada se había beneficiado de la venta de terrenos por un precio nominal a iglesias independientes, así como una relación prominente en las actividades públicas de estas iglesias como El Clamor a Dios. Este maridaje entre el neopentecostalismo de la prosperidad y el “mesías” Rosselló culminó con su aceptación de Dios como su salvador el 19 de octubre de 2004, en el Tabernáculo La Senda Antigua, que pastorea la ministra Wanda Rolón. A raíz de esto la pastora aceptó participar en un anuncio de campaña de Rosselló apoyando su candidatura a la gobernación.

Otros candidatos a “mesías” son algunos pastores de iglesias fundamentalistas, que predican un evangelio puritano de valores conservadores y profamilia, que juzgan y demonizan constantemente a sus detractores, mientras se divorcian de sus esposas para casarse con secretarias y devotas jóvenes acallando el escándalo. Estos adúlteros mesiánicos abogan por la prohibición total del aborto y llaman asesinas a las mujeres que deseen abortar ante embarazos involuntarios.

Pero si fuéramos a hablar de un Mesías en el sentido judaico, un ser humano excepcional con vocación redentora sería Bad Bunny. Tenga claro que no soy fanático de su música, como mi padre nunca fue fanático de los Beatles. Pero ciertamente, Benito Antonio Martínez Ocasio, un joven de origen humilde, nacido en Vega Baja el 10 de marzo de 1994, muestra atributos de Mesías por sus acciones. Benito se ha convertido en un líder inspirador de la juventud puertorriqueña. Su evolución artística ha culminado con la incorporación de la cultura y tradiciones puertorriqueñas al género de música urbana, cruzando y enlazando generaciones de boricuas. También ha promovido obras, no de caridad, sino de afirmación económica y cultural en medio de las tinieblas de lo que he llamado “la gran depresión de los 2000”. Tiempos tenebrosos que han expulsado a cientos de miles de puertorriqueños de la Isla.

La residencia de Bad Bunny, uno de los artistas más famosos del planeta, marca un punto de transformación no sólo de la economía y la cultura puertorriqueña sino de la “autoestima” de nuestro pueblo, en especial los jóvenes. “Quiero quedarme aquí” y “que no nos pase lo que le pasó a Hawái”, cuya cultura se convirtió en atracción turística de un pasado exótico y distante, afirman la nacionalidad puertorriqueña. Benito afirma que somos una nación, con una historia particular compartida; una cultura distinta y distintiva; un vernáculo, el español latinoamericano; un espacio geográfico único, un archipiélago en el Caribe; y, sobre todo, una economía viable que no necesitaría depender de ayudas y fondos federales que alimentan principalmente a una kakistocracia y una plutocracia corruptas que él denuncia y desafía con firmeza y sin miedo.

No comparo a Bad Bunny con Jesús, hablo de un redentor cultural, de un joven que antes de cumplir 33 años ha revolucionado a Puerto Rico y el mundo. Este joven ha logrado que el mundo entienda que Puerto Rico es una nación. Puerto Rico puede pertenecer a, pero definitivamente no es parte de Estados Unidos. No somos, ni seremos nunca gringos estadounidenses, somos y seremos puertorriqueños por la fuerza de una cultura resiliente, enraizada en nuestras vidas y reforzadas por nuestra hermandad con los países latinoamericanos y por el racismo estadounidense que hoy se consolida en el trumpismo. A 127 años de la invasión estadounidense, un 25 de julio de 1898, y a pesar de innumerables intentos de americanización y asimilación, seguimos siendo PUERTORRIQUEÑOS.



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