Thursday, August 7, 2025
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Científicos en el Caribe trabajan contrarreloj para salvar los corales

Del CPI.

Durante más de una década, Mariane Aimar-Godoc trabajó bajo el agua recolectando huevos de coral a la luz de la luna para criarlos en viveros y luego replantarlos en arrecifes deteriorados por la contaminación o enfermedades. Como directora de la organización sin fines de lucro Iniciativa de Guadalupe para la Restauración de los Ecosistemas Marinos (IGREC-Mer, en francés), su labor fue clave en uno de los proyectos de restauración marina más ambiciosos del Caribe.

Hasta que el océano se volvió en su contra.

En 2023, una ola de calor sin precedentes elevó las temperaturas del agua, provocó el blanqueamiento de extensas zonas de coral y destruyó los arrecifes que Aimar-Godoc había intentado restaurar durante años en Guadalupe. El calor se agravó en 2024 y obligó a su equipo a suspender gran parte de los trabajos de restauración.

“Cuando hace demasiado calor, los corales dejan de desovar”, explicó Aimar-Godoc. “Y cuando el agua está demasiado caliente, no podemos volver a sembrar en el mar los corales que hemos criado, ya sea en viveros marinos o en acuarios”, continuó.

En su lugar, idearon un plan de emergencia para retirar los corales más vulnerables y trasladarlos a viveros en tierra firme —un esfuerzo al que llamaron “El arca de Noé”.

“Tal vez este esfuerzo nos dé tiempo suficiente como para que científicos de distintas partes del mundo puedan, por ejemplo, avanzar en el desarrollo de ‘supercorales’ que resistan mejor las altas temperaturas del agua”, dijo Aimar-Godoc. “Estamos tratando de investigar en todas las direcciones posibles para encontrar soluciones y salvar lo que aún se pueda salvar”.

Carrera contra el calor

“El arca de Noé” es solo uno de decenas de experimentos innovadores que se están llevando a cabo en el Caribe, donde científicos especializados en corales luchan contra el tiempo para mitigar el daño sobre los corales.

La restauración de arrecifes, antes una disciplina poco conocida, se ha convertido en una respuesta cada vez más común ante la crisis ecológica que afecta estos ecosistemas marinos.

A medida que los arrecifes se deterioran por el efecto del calentamiento global, la contaminación, la pesca excesiva y el desarrollo costero, la comunidad científica ha intensificado sus esfuerzos en la búsqueda de soluciones más amplias.

Hay iniciativas que consisten en educar al público, repoblar los arrecifes con especies clave o sumergirse en el agua para remover manualmente las algas nocivas que cubren los corales.

Otros científicos han recurrido a tecnologías de avanzada: edición genética, inteligencia artificial, multivitaminas y acústica submarina, entre otras.

Pero los esfuerzos siguen estando dispersos. Una parte importante del trabajo la lideran pequeñas organizaciones sin fines de lucro y laboratorios universitarios que intentan sostener investigaciones vitales con subvenciones a corto plazo. Todo esto ocurre en un momento en que la ayuda internacional para enfrentar la crisis climática se debilita y los países más ricos reducen sus compromisos financieros, dejando a estos equipos prácticamente solos ante una emergencia ambiental de escala global.

Mientras tanto, el riesgo es cada vez mayor. En los últimos dos años, las temperaturas récord provocaron un blanqueamiento masivo, una condición potencialmente letal que ocurre cuando el coral, estresado por el calor, expulsa las algas simbióticas que viven en sus tejidos y que le proveen gran parte de su alimento.

Científicos han advertido que el mundo atraviesa el cuarto y más extenso evento global de blanqueamiento de corales registrado hasta la fecha. Y es posible que aún no haya terminado.

“Solo somos 12 personas”

Como otros equipos de investigación, el grupo de IGREC-Mer, en Guadalupe, ha tenido que batallar para responder a tiempo ante una crisis coralina que avanza con rapidez y supera su capacidad de respuesta.

Aimar-Godoc destacó que la técnica del “arca de Noé” que desarrollaron se ha utilizado a gran escala para preservar corales en la Gran Barrera de Coral, frente a las costas de Australia.

Sin embargo, ampliar este programa al Caribe francés requiere mucho más apoyo.

“Nuestro trabajo no es trasplantar corales en masa por todos lados”, dijo Aimar-Godoc. “Solo somos 12 personas trabajando con corales en toda Guadalupe, así que no vamos a cambiar el mundo. Nuestro trabajo es desarrollar técnicas, probarlas, validarlas y presentarlas a quienes toman decisiones a nivel local”.

Con ese objetivo, la organización solicitó, el año pasado, una subvención al Gobierno de Guadalupe. La propuesta pasó la evaluación inicial, pero el equipo aún espera por una decisión final.

“Estamos esperando saber si este año, en 2025, tendremos el financiamiento para poder implementar esto a gran escala”, señaló.

Tecnología de detección remota

A unas 250 millas al noroeste de Guadalupe, las Islas Vírgenes estadounidenses se han posicionado como otro referente regional en innovación para la conservación de corales.

En 36 hectáreas de arrecifes en la costa de St. Croix, The Nature Conservancy lidera uno de los proyectos de restauración coralina más grandes del Caribe, con el respaldo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés) y la Fundación Nacional para la Pesca y la Vida Silvestre.

Durante el reciente episodio de blanqueamiento, el equipo utilizó técnicas de detección remota para identificar los corales con mayor tolerancia al calor, que serían los más propensos a sobrevivir el calentamiento futuro de los océanos.

“Llevamos [los corales] al laboratorio, hacemos pruebas adicionales y de ahí podemos concluir que: ‘Estos resistieron muy bien este episodio’”, explicó Jessica Ward, directora del Programa de Corales de The Nature Conservancy en las Islas Vírgenes estadounidenses. “Esos son los que queremos dar prioridad y reproducir para nuestro trabajo”.

En un vivero ubicado en tierra firme, donde mantienen hasta 15,000 fragmentos de coral, el equipo de investigación los expone a condiciones que les ayudan a fortalecer su tolerancia al calor. Durante el invierno, las peceras se mantienen entre 83 y 84 grados Fahrenheit, y se calientan de forma gradual a medida que avanza el verano, explicó Javier Soler, supervisor de acuicultura.

“Esto es importante porque, si no se les expone a estresores, los corales no retendrán la tolerancia térmica como una de sus características”, señaló Soler sobre el vivero. “Este año esperamos subir la temperatura hasta los 87 grados durante dos o tres meses, aprovechando las mejores condiciones de calidad del agua. Una vez se alcanza los 88 grados, las funciones metabólicas comienzan a fallar, así que 87 es nuestro límite”.

Para imitar las condiciones naturales del arrecife y mantener sanos los corales, Soler también ajusta la iluminación del sistema y complementa el agua con carbonato de calcio sin procesar.

En la isla vecina de St. Thomas, el vivero terrestre de coral de la iniciativa Coral World Ocean and Reef utiliza agua de mar en estanques de flujo continuo que simulan condiciones naturales de arrecife. Según Sam Eliades, subdirectora de la iniciativa, lo anterior ayuda a estudiar la resistencia térmica de los corales y prepararlos para su eventual trasplante al mar.

“Cuando ocurren estos grandes eventos de calentamiento, los corales que tenemos en nuestros tanques también se ven expuestos a esas aguas más cálidas, y cuando baja la temperatura, también baja en los tanques”, explicó Eliades.

La configuración de este sistema permite que los corales criados en cautiverio enfrenten las mismas fluctuaciones extremas de temperatura que los que están en el océano. Es una especie de prueba de resistencia para su supervivencia. “Los corales que logran sobrevivir a estos eventos de calor bajo nuestro cuidado, sentimos que están realmente bien posicionados y preparados para ser los que queremos restaurar”, añadió Eliades.

Multivitaminas para los corales

Algunos científicos han optado por ir más allá de criar corales resistentes al calor y se enfocan en ayudar a que los arrecifes existentes sobrevivan al estrés térmico.

Al igual que los seres humanos, los corales necesitan nutrientes. Esa es la premisa de un proyecto dirigido por Colleen Hansel, científica sénior del Woods Hole Oceanographic Institute (WHOI), con sede en Massachusetts. Hansel, quien trabaja tanto en Massachusetts como en St. Thomas, desarrolló una especie de “multivitamina” para corales diseñada para fortalecer su sistema inmunológico al suministrar oligoelementos (minerales esenciales que los corales necesitan en pequeñas cantidades) clave como manganeso, zinc y selenio.

“No hay muchas de estas vitaminas y metales traza [elementos esenciales que los corales necesitan en cantidades mínimas como manganeso, zinc y selenio] flotando en el agua, que estén disponibles para ellos cuando comienzan a estresarse”, explicó Hansel. “Así que los simbiontes [organismos microscópicos] que viven en el tejido del coral y el propio coral terminan compitiendo por estos recursos limitados”.

El laboratorio de Hansel desarrolló dos sistemas de aplicación de estos nutrientes: un anillo en forma de dona que rodea los corales trasplantados y una pintura para losas de cerámica donde se asientan las larvas de coral.

Las pruebas de laboratorio sugieren que las vitaminas ayudan a los corales a resistir el estrés térmico, explicó Hansel.

Pero trasladar ese éxito al mar abierto ha sido más complicado: un experimento con corales trasplantados realizado en 2024 frente a las costas de St. Thomas fue destruido durante la temporada activa de huracanes.

“Hay un sentido de urgencia, pero como científicos también estamos entrenados para ser muy críticos con nuestro propio trabajo y con la ciencia que producimos”, señaló Hansel. “Es como caminar por una cuerda floja: ‘Tengo esta idea, quiero ponerla en práctica, pero también quiero hacerlo de manera responsable’”.

Se ha planificado una segunda implementación para un futuro inmediato que coincidirá con la instalación de un nuevo arrecife artificial frente a la costa de la isla.

Un arrecife saludable que científicos del Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI) grabaron en la Bahía de Tektite, en la costa sur de St. John, en las Islas Vírgenes de Estados Unidos.
Foto por Julie Piron | Slow Dive Casa Chihuahua

Un sonido saludable

Mientras Hansel se enfoca en nutrir a los corales, su colega se ha dedicado a cantarles.

Aran Mooney, director del Laboratorio de Ecología Sensorial y Bioacústica del WHOI, utiliza el sonido para atraer larvas de coral hacia arrecifes degradados en las Islas Vírgenes de Estados Unidos.

Explicó que los arrecifes saludables generan un rico paisaje sonoro: chasquidos de camarones pistola, gruñidos de peces e incluso cantos lejanos de ballenas. Las larvas de coral utilizan estas señales acústicas para decidir dónde asentarse, destacó Mooney.

Desde 2012, Mooney ha grabado arrecifes en buen estado en la Bahía de Tektite, en la costa sur de St. John. Ahora emplea esas grabaciones para operar el Reef Acoustic Playback System (RAPS), un sistema de altavoces submarinos que reproduce los sonidos de arrecifes sanos en zonas degradadas con el fin de atraer larvas de coral.

Los investigadores descubrieron que transmitir los sonidos de un arrecife saludable sobre uno deteriorado hizo que las larvas de coral se asentaran a tasas significativamente más altas.

Foto por Dan Mele | WHOI

Según Mooney, los primeros resultados son prometedores: en los experimentos, dos tipos de larvas de coral se asentaron más rápido —en un periodo de 36 horas— luego de estar expuestas al sonido. Por lo general, explicó Mooney, las larvas tardan entre dos y seis días en fijarse a un sustrato, pero dependiendo de la especie, algunas pueden tardar varias semanas.

“Estamos tratando de integrar estos métodos para, en esencia, reproducir o regenerar algunos de estos hábitats y lograr que las larvas de coral regresen a ellos y los reconstruyan”, explicó.

Después de esos 15 segundos, los científicos del WHOI activan su Sistema de Reproducción Acústica de Arrecifes (RAPS en inglés) para añadir los sonidos de un arrecife más saludable grabado en otro lugar.

Foto por Freeman Rogers | The BVI Beacon

Un aliado natural

Otros científicos han adoptado un enfoque más integral para restaurar los arrecifes, centrado en reconstruir los ecosistemas que sostienen al coral.

En Puerto Rico, la organización sin fines de lucro Institute for Socio-Ecological Research (ISER Caribe) ha recurrido a un aliado natural: el erizo de mar de espinas largas.

Tras las grandes muertes en masa en la década de 1980 y nuevamente en 2022, las poblaciones de erizos han disminuido drásticamente en todo el Caribe. Aunque los científicos no lograron concluir con precisión que causó las muertes de erizos en la década del 80, en el caso de las ocurridas en 2022, se trató de una enfermedad parasitaria que se propagó rápidamente y diezmó a la especie.

Para recuperarlos, el equipo de ISER recolecta erizos juveniles y los crían en tanques ubicados en tierra firme.

Una vez alcanzan un tamaño mayor y son menos vulnerables a los depredadores, se liberan en arrecifes afectados, explicó Stacey Williams, directora ejecutiva del instituto.

“También vamos a comenzar a criar el cangrejo herbívoro, porque estos cangrejos se alimentan de especies de algas distintas a las que consumen los erizos”, explicó Williams. “La idea es poder atacar todas las algas invasoras del arrecife y no enfocarnos solo en una especie”.

Instalan una jaula submarina para confinar erizos de mar de espinas largas con fines de estudio en las Islas Vírgenes Británicas.

Foto por Freeman Rogers | The BVI Beacon

Inteligencia artificial bajo el agua

Un esfuerzo similar se lleva a cabo en las Islas Vírgenes Británicas, donde un alga invasora llamada peyssonnelid algal crust (PAC en inglés) ha invadido muchos de los arrecifes poco profundos. El biólogo marino de la Universidad de Oxford Bryan Wilson, quien colabora con la organización sin fines de lucro Association of Reef Keepers en ese territorio, sospecha que los erizos de mar de espinas largas se alimentan del PAC.

Para comprobar esa hipótesis, el equipo monitorea a los erizos dentro de jaulas submarinas instaladas cerca de la costa.

El proyecto piloto —que cuenta con una subvención de poco más de $20,000 del programa Darwin Plus del gobierno de Reino Unido— podría abrir el camino hacia una campaña de restauración a mayor escala.

Ante la falta de datos confiables sobre los arrecifes en esa región, el equipo recurrió a la tecnología para establecer una línea base con miras a una posible expansión. Luego de grabar 16 sitios con arrecifes, la asistente de investigación de Wilson utilizó inteligencia artificial para analizar las imágenes.

“[Mi asistente] está entrenando este sistema de IA para que, básicamente, nos diga qué hay en el arrecife”, explicó Wilson. “Así que tiene que sentarse frente a cada foto y marcar manualmente: ‘coral’, ‘esponja’, ‘roca’, ‘arena’. Cuando lo ha repetido lo suficiente, el sistema aprende y luego puede hacerlo por su cuenta”.

La amenaza humana

Los investigadores coinciden en que la restauración de corales no puede depender únicamente de lo que se haga bajo el agua. Para que los arrecifes tengan una verdadera oportunidad de sobrevivir, también es necesario atender las presiones humanas que provienen de tierra firme.

Estos esfuerzos forman parte de CoralCarib, un proyecto de seis años liderado por The Nature Conservancy en Jamaica, República Dominicana, Cuba y Haití. La iniciativa, que cuenta con unos $7.5 millones del gobierno alemán, busca identificar y proteger refugios de coral, que son zonas protegidas de arrecifes con mayor probabilidad de resistir en un océano cada vez más cálido.

“Nuestras intervenciones no están orientadas solamente a restaurar o rehabilitar los arrecifes que ya han sido dañados, sino también a identificar las amenazas y diseñar planes específicos para mitigarlas”, explicó Aldo Croquer, gerente del programa de conservación marina de la organización para el Caribe central. “Entendemos que si no reducimos esas amenazas, que son comunes en todo el Caribe, nuestras posibilidades de restauración exitosa se verán limitadas.”

Desde su lanzamiento en 2023, CoralCarib ha identificado las amenazas más urgentes: la pesca excesiva, el desarrollo costero y el deterioro de la calidad del agua.

Foto The Alligator Head Foundation | Facebook

En Jamaica, uno de los socios del proyecto ha optado por un enfoque comunitario para enfrentar esas presiones. Hace alrededor de una década, la Alligator Head Foundation, con sede en Portland, ayudó a establecer un santuario marino de 2.3 millas cuadradas en un área de corales donde está prohibida la pesca. Actualmente, la fundación ofrece capacitación laboral para pescadores que quedaron desplazados por la prohibición de la pesca en esa zona.

“Se han adiestrado como salvavidas, se han certificado para ser operadores de embarcaciones y también han desarrollado otras destrezas que les permiten insertarse en actividades más sostenibles a largo plazo”, explicó Machel Donegan, director de operaciones de la fundación.

Hasta ahora,indicó, el programa ha capacitado a más de 75 personas.

“La mayoría de los que se han beneficiado de los talleres y certificaciones, aunque no estén empleados formalmente, han comenzado a pescar en otras áreas”, añadió Donegan.

La lucha sigue

A pesar de la magnitud de la crisis coralina, las personas que luchan por conservar y restaurar los arrecifes aún mantienen la esperanza.

En Jamaica, Haití, República Dominicana y Cuba, las olas de calor de los últimos dos años afectaron gravemente el proyecto CoralCarib, al provocar el blanqueamiento del 90 al 95% de sus viveros de coral, destacó Croquer.

Pero los miembros de su equipo no se rinden.

“La gente regresó rápido”, dijo Croquer. “Nadie se deprimió ni abandonó sus proyectos. Al contrario, se levantaron con más determinación para seguir adelante.”

Esta investigación, segunda entrega de la serie especial Corales: el desastre silencioso del Caribe, es el resultado de una beca otorgada por el Instituto de Formación Periodística del Centro de Periodismo Investigativo y fue posible en parte con el apoyo de Open Society Foundations.

Esta traducción se generó con la ayuda de inteligencia artificial y fue revisada por nuestro equipo editorial para garantizar la precisión y la claridad.

Esta nota se publica en Metro.PR gracias a una alianza con el CPI. Puedes ver la historia original AQUÍ.



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