Sunday, August 10, 2025
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Puerto Rico y la Zar-za ardiente

En la Biblia Hebrea, en Éxodo 3, se narra un encuentro decisivo entre Dios y Moisés: el llamado a liberar al pueblo de Israel del cautiverio en Egipto. Moisés, un hebreo adoptado por la hija del faraón, creció como parte de la realeza, en medio del sistema opresor. En cierto sentido, Moisés fue un “zar”, un príncipe moldeado por la estructura de poder imperial. Sin embargo, Dios lo llama desde una zarza ardiente no para perpetuar el poder, sino para romperlo y liberar.

Desde las escrituras, Moisés representa una figura de liberación. Pero en Puerto Rico, esa palabra se ha ido quedando sin sentido. Vivimos décadas de retrocesos, elección tras elección, promesas tras promesas, y el resultado es una pobreza estructural, emocional, económica y espiritual. La política en Puerto Rico no parte de las necesidades reales del pueblo, sino de estrategias que buscan sostener el poder. Hemos hecho de la burocracia una costumbre, y de la esperanza, un adorno.

¿Otro “zar”?

¿Qué representa esta figura? El zarismo fue una forma de monarquía absoluta y teocrática en Rusia (1547–1917), donde el poder del zar era visto como divino. Su caída dio paso al surgimiento del socialismo como respuesta a la opresión. Pero Puerto Rico amaneció ante el inminente nombramiento de otro “zar” en el aparato gubernamental. Ya tenemos un zar de energía eléctrica, otro del agua potable, y ahora uno en el Departamento de Educación.

Nombrar zares es perpetuar una maquinaria de poder que impone en lugar de servir. Linda Colón Reyes, en su libro La herencia de la exclusión, describe esto como una “cultura política clientelista”, donde el poder se basa en favores e intercambio de beneficios, no en justicia o equidad. En ese modelo, el favor no es para el pueblo, sino para una élite.

Momentos proféticos

Mi papá solía ver un programa llamado Momentos Proféticos, donde se analizaban eventos sociales desde una lectura bíblica literal. No comparto su enfoque, pero sí reconozco el valor de la frase “momentos proféticos.” Es importante recordar que estos no anuncian sólo el fin, sino que invitan a actuar en el presente.

En La educación como práctica de la libertad (1969), Paulo Freire afirma “la actitud subversiva es guiada por apetitos, conscientes o no, de privilegios”. Ser subversivo no es solo querer privilegios, sino también querer mantenerlos. Ser servidor público no debería ser un privilegio de poder, sino un llamado ético a servir con conciencia histórica y social. Quien lidera desde el gobierno no trabaja para sí, sino para un pueblo.

Los “zares” modernos que vemos nombrar hoy son evidencia de una débil gestión gubernamental. ¿Dónde está la planificación estratégica? ¿Cuáles son los procesos de evaluación? ¿Estos nombramientos vienen a estructurar o a improvisar? ¿Existe algún plan de país que trascienda colores partidistas?

Sí, son momentos proféticos. Momentos donde escuchar, pensar y actuar es urgente. El pueblo no resiste más inconsecuencias políticas. En apenas siete meses, el 2025 nos ha revelado lo frágil del sistema, lo profundo del desgaste, y la necesidad de propuestas reales.

¿Dónde están los comités inter-universitarios para proponer soluciones educativas? ¿Cuándo convocaremos a las asociaciones con experiencia técnica y académica en los temas urgentes del país? ¿Habrá un momento donde la diversidad política puertorriqueña trabaje por un bien común?

La zarza arde por justicia

“Claramente he visto cómo sufre mi pueblo… los he oído quejarse… y sé muy bien lo que sufren. Por eso he bajado, para salvarlos… Ponte en camino, que te voy a enviar.” (Éxodo 3:7-10, DHH)

Dios ve y escucha. No es indiferente al sufrimiento. Su acción no parte del poder, sino de la compasión. Moisés duda, pone excusas, pero Dios le envía a trabajar por la justicia.

En su libro Centering Hope as a Sustainable Decolonial Practice: Esperanza en Práctica, la Dra. Yara González Justiniano (Vanderbilt Divinity School) afirma que para hablar y pensar de la esperanza, la imaginación tiene que ser parte del proceso. González Justiniano afirma que la imaginación puede ser una práctica comunitaria para invitar a otras personas a compartir sus visiones y hacer espacio para nuevas posibilidades.

No hay esperanza en estructuras de poder que empobrecen. Las estructuras están para posibilitar, no para estorbar. Pero estos nombramientos son simbólicos, costosos y desconectados. Son reflejo de una gestión que prefiere la estética antes que transformar.

Como ministro y educador, duele ver cómo se pierde el norte, cómo se trivializa el servicio público. Pero también creo que Puerto Rico está ante su propia zarza ardiente; una oportunidad divina que no exige más zares, sino que arde por equidad, justicia y cambio.

La zarza sigue ardiendo, el llamado divino sigue latiendo, sigue habiendo necesidad, tiene que surgir un despertar en Boriquén, ya. ¡Nos envían, nos toca; arder y trabajar en justicia por un nuevo tiempo!



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