El Departamento de Educación de Puerto Rico (DEPR) reportó 324 casos de acoso escolar durante el pasado año académico, una cifra que, lejos de pasar inadvertida, representa una señal de alerta sobre los niveles de violencia presentes en los entornos escolares del país, según expertos.
“Uno nada más sería preocupante”, expresó la psicóloga clínica Amarilis Muñoz, catedrática jubilada del Departamento de Psicología de la Universidad de Puerto Rico. “El bullying es una forma de violencia sistemática. No se trata solo de lo que pasa en la escuela: es un síntoma de lo que ocurre en los hogares, en las comunidades, en cómo nuestros niños entienden las relaciones humanas”, explicó la académica.
Aunque el DEPR sostiene que cada caso es atendido por un equipo interdisciplinario que incluye psicólogos escolares, trabajadores sociales, consejeros, enfermeros, guardias escolares y personal directivo, los recientes incidentes reportados por ciudadanos, medios de comunicación y la propia Policía reflejan fisuras en la aplicación del protocolo oficial.
Según el documento oficial del DEPR, el manejo de casos de acoso escolar debe incluir la activación del Comité de Convivencia Escolar, notificaciones a la Policía cuando hay agresión física, entrevistas con las partes involucradas, apoyo psicosocial y seguimiento documentado en el Registro de Bienestar Integral (RBI).
Sin embargo, ayer se reportó una agresión contra un estudiante de la Escuela Inés María Mendoza de Caimito, caso en el que el protocolo no se ejecutó como estipulado. La Policía indicó que un menor de 16 años fue agredido por tres estudiantes dentro de un baño. El comandante de la zona de Río Piedras, Manuel Rodríguez, señaló, en una entrevista televisada, que, aunque el personal escolar activó su protocolo interno, nunca notificaron a la Policía. La Uniformada se enteró del incidente cuando el hospital donde fue atendido el joven reportó el caso.
Gabriela Nicole: una alerta dolorosa
El caso de la adolescente Gabriela Nicole Pratts Rosario, asesinada en Aibonito, ha estremecido al país. Se ha revelado que la menor había sido trasladada de escuela previamente por presunto acoso escolar. Esto activó las alarmas de una madre cuya hija tuvo que ser cambiada de escuela este año por bullying, solo para volver a ser víctima de acoso en el nuevo plantel.
Se trata de una niña de 12 años, agredida física y verbalmente por su color de piel. Entre las agresiones verbales, le decían frases como “no te me pegues que me tiznas”. A pesar de las quejas, el DEPR se negó a catalogar el patrón como bullying, y la madre tuvo que cambiarla de plantel. Incluso, dijo que se le negó el homeschooling por no pertenecer al grupo de Educación Especial.
“Yo he llorado a Gabriela sin conocerla porque veo a mi hija reflejada. Yo estoy haciendo mi parte, pero ¿quién me la va a devolver si le pasa algo?”, expresó la madre en Radio Isla y en Telemundo.
“Escuchar a ambas partes”
Para la doctora Muñoz, el tratamiento efectivo del bullying requiere una mirada más compasiva y menos punitiva. “Hay que entender qué lleva a un niño a agredir a otro. Muchas veces, proyectan en otros algo que no toleran en sí mismos. Y también hay que validar a quien sufre acoso, darle herramientas, pero sin trasladarle la carga del conflicto”, abundó.
La especialista en salud mental enfatizó que las personas que son objeto de bullying, en ocasiones, presentan alguna vulnerabilidad o diferencia —puede ser de género, de temperamento, timidez o inhibición— que el agresor percibe. “Nadie merece ser acosado, pero hay que entender esa dinámica psíquica que se da en el vínculo entre quien agrede y quien recibe la agresión. Atender un caso de bullying no puede ser un acto automático; requiere conocer el trasfondo de esa relación, indagar si hay un patrón previo, si el problema se origina fuera de la escuela, y trabajar desde esa complejidad, incluso con la familia y la comunidad”, apuntó la doctora.
“Escuchar a ambas partes es clave. Hay que darle voz tanto a quien agrede como a quien se siente herido, y desde ahí establecer reglas, límites y procesos de reparación”, agregó.
La psicóloga insistió en que las escuelas deben promover conversaciones sobre el respeto, la empatía y la gestión de emociones. “Tenemos que enseñar a los niños a expresar lo que sienten sin agredir, a pedir perdón, a decir ‘me sentí incómodo’. Hay que hablar de humanidad, porque esa conversación se ha perdido”, afirmó.
También advirtió sobre el rol amplificador de la tecnología en los casos de acoso.
“La violencia se potencia en redes. Ya no son dos o tres niños, ahora todo el país puede verlo. Los padres tienen que supervisar y enseñar los riesgos. Muchos menores no entienden lo que significa que algo se vuelva viral”, concluyó.
¿Qué establece el protocolo del DEPR sobre bullying?
- Activación del Comité de Convivencia Escolar
- Evaluación e intervención de psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros y consejeros
- Apoyo académico a estudiantes afectados
- Notificación a la Policía si hay agresión física
- Documentación en el Registro de Bienestar Integral