Puerto Rico vuelve a colocarse en el centro del mapa militar caribeño. Desde el 31 de agosto, la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines realiza maniobras en la isla, con apoyo de la Guardia Nacional de Puerto Rico, utilizando facilidades en Roosevelt Roads (Ceiba), Ramey (Aguadilla) y Base Muñiz (Carolina). Todo esto ocurre en paralelo a un operativo militar de Estados Unidos contra el narcotráfico en el Mar Caribe.
Los entrenamientos en Puerto Rico incluyen desembarcos anfibios, movimientos tácticos, operaciones aéreas y técnicas de supervivencia, con la participación de alrededor de mil efectivos, según la gobernadora Jenniffer González Colón. La mandataria sostuvo que se trata de “ejercicios de logística que no conllevan el uso de municiones o armamento”, similares a los llevados a cabo el verano pasado.
La noticia ha causado malestar en comunidades, sobre todo en Vieques, donde líderes como Alexandra Connelly Reyes, de la entidad Vidas Viequenses Valen, advirtieron que no permitirán que retornen las prácticas militares. La Marina se retiró de Vieques en 2003 tras protestas masivas por los bombardeos con fuego real que dejaron secuelas ambientales, de salud y sociales.
“Definitivamente todo el viequense tiene clara la decisión de que no queremos que vuelvan las prácticas militares a la isla”, expresó Connelly, quien alertó que ya se han visto helicópteros en la zona.
Contexto regional: Tensión con Venezuela
Las maniobras ocurren en un momento de alta tensión geopolítica en el Caribe. El presidente estadounidense Donald Trump confirmó ayer un ataque contra una embarcación procedente de Venezuela con supuesta droga, mientras el presidente venezolano Nicolás Maduro denunció la presencia de hasta ocho barcos de guerra y un submarino nuclear estadounidense cerca de sus costas.
Washington justifica los despliegues como parte de la lucha contra el narcotráfico y el llamado “Cártel de los Soles”, vinculado al régimen venezolano. Sin embargo, el efecto inmediato es una mayor militarización regional, con Puerto Rico como pieza estratégica por su localización en el Caribe.
Una historia que se repite
La coyuntura revive la tradición de Puerto Rico como enclave militar estadounidense. Desde que se otorgó la ciudadanía en 1917 y la participación de puertorriqueños en la Primera Guerra Mundial, hasta la Guerra Fría con Roosevelt Roads como la base naval más grande del Atlántico, la isla ha sido un bastión militar.
El historiador Héctor Rivera Tirado señaló durante una participación en el podcast Archipiélago Histórico que la historia militar puertorriqueña está ligada a la condición colonial. Apuntó a la milicia como “herramienta de integración forzada” y recordó que incluso medios como Puerto Rico Ilustrado sirvieron como propaganda durante la Primera Guerra Mundial.
Entre seguridad y soberanía
Mientras el gobierno asegura que no hay planes de abrir nuevas bases ni proyectos militares permanentes en la isla, los entrenamientos actuales confirman que Puerto Rico mantiene un rol activo como plataforma militar estadounidense en el Caribe.
La semana pasada, el secretario del Departamento de Seguridad Pública, Arturo Garffer, sostuvo que sería deseable que Puerto Rico volviera a ocupar un lugar clave en las estrategias militares de Estados Unidos. Sin embargo, la gobernadora Jenniffer González Colón rechazó que existan planes concretos de nuevos proyectos y aclaró que no respalda actividades militares en Vieques ni en Culebra, aunque sí reconoció que entrenamientos en facilidades existentes podrían representar una inversión millonaria en la isla.
En un sondeo informal realizado por Metro Puerto Rico en sus redes sociales, el 70% de la audiencia dijo estar de acuerdo con los ejercicios militares y el eventual regreso de bases como Roosevelt Roads, mientras que un 30% se mostró en contra.