La organización Madres contra la Guerra levantó reclamos en contra de la presencia de bases militares estadounidenses en la isla y exigió su cierre inmediato, señalando que las maniobras bélicas han dejado “contaminación en suelos, aguas y aire”.
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“Las Madres contra la Guerra alzamos nuestra voz firme para rechazar la presencia de bases militares de Estados Unidos en Puerto Rico y los ejercicios bélicos que allí se realizan. Para construir esas bases, desplazaron comunidades enteras, como fue el barrio San Antonio en Aguadilla para construir la base Ramey. Nunca nos han pagado y aunque pagaran, no las queremos. Nuestros cuerpos, nuestra tierra y nuestras comunidades no son campos de entrenamiento para la guerra”, expresó Sonia Santiago Hernández, portavoz de la organización.
Los manifestantes destacaron que Estados Unidos tiene la responsabilidad de asumir la limpieza de los daños ambientales ocasionados durante décadas de prácticas militares en Puerto Rico.
“Las maniobras militares han dejado a su paso contaminación de suelos, aguas y aire. Exigimos que las bases sean cerradas y que el gobierno estadounidense asuma su responsabilidad en la limpieza total de la basura tóxica que amenaza la vida de las generaciones presentes y futuras. Ninguna estrategia militar puede justificar el envenenamiento de nuestra Nación”, puntualizó Santiago Hernández.
Santiago Hernández recordó su experiencia como madre de un veterano de la guerra de Irak y denunció que los conflictos bélicos en los que ha participado Estados Unidos responden a intereses económicos vinculados al petróleo y los recursos naturales.
“Soy madre de un veterano de la guerra de Irak. Las mentiras de que habían armas de destrucción masiva para justificar la guerra fueron desmentidas por una investigación del Congreso estadounidense posterior a la invasión. Los mismos soldados me describieron que los pusieron a velar pozos petroleros en Irak. La excusa que están usando ahora para invadir a Venezuela tampoco es creíble. El denominador común de ambas naciones es el petróleo. Por eso quiere EE.UU. invadir a Venezuela: para usurpar su petróleo y los ricos minerales que se usan para construir satélites y aparatos de comunicaciones”, sostuvo.
La organización además cuestionó el manejo del problema de narcóticos en Estados Unidos y señaló que el presupuesto militar debería dirigirse a atender las causas sociales de la drogadicción.
“Cada país, incluyendo EE.UU., tiene la responsabilidad de velar e incautar las drogas que entran por aire, por tierra o por mar. Puerto Rico es un país ocupado por EE.UU. Ellos controlan la aduana, las costas, el aire. Han fallado. Recomendamos que los $886 mil millones destinados al Departamento de Guerra anualmente sean usados para resolver la pobreza, los problemas de vivienda, educación y salud que propician la drogadicción y para proteger sus fronteras”, se indicó en la declaración.
El grupo mencionó que desde Puerto Rico se han realizado invasiones militares a otros países de América Latina y el Caribe y expresó disculpas a los pueblos afectados.
“Si existen bases militares estadounidenses aquí fue porque nos invadieron. Vergonzosamente, desde PR se invadió a Guatemala en el 1954 para derrocar al gobierno democráticamente electo de Jacobo Arbenz, quien propulsaba una reforma agraria que no le gustaba a la United Fruit Company, que controlaba el 50% de las tierras. La CIA lo mandó a matar. De PR se invadió a la República Dominicana en el 1965, a Granada en el 1983 y a Panamá en el 1989 para sacar a Manuel Antonio Noriega. En todas murieron militares y civiles. En Panamá, 4,000 personas. Le pedimos perdón a los pueblos hermanos de Guatemala, de República Dominicana, de Granada y Panamá”, expuso.
Madres contra la Guerra también condenó las amenazas y sanciones de Estados Unidos contra Venezuela y exhortó a militares puertorriqueños a no participar de acciones bélicas en el extranjero.
“Nuestra lucha por la paz no se limita a Puerto Rico. Rechazamos las amenazas, sanciones y agresiones que violan la soberanía de Venezuela y de cualquier nación que defienda su autodeterminación. La paz solo se construye respetando la independencia de los pueblos”, señaló la declaración.
“Exigimos el cierre inmediato de todas las bases militares de Estados Unidos en Puerto Rico y su completa devolución a nuestra gente, la remediación y limpieza completa de las tierras y aguas contaminadas por décadas de ejercicios bélicos y el pago retroactivo por los 127 años de uso ilegal de nuestra tierra (…) Por nuestras hijas e hijos, por la salud de nuestra tierra y por la paz entre las naciones, reafirmamos: Puerto Rico y el Caribe no son cuarteles de guerra”, concluyó Santiago Hernández.