La Fundación Mujeres con Sazón rendirá homenaje a la sabiduría culinaria de nuestras abuelas con la Primera Pastelada Mujeres con Sazón en Jayuya, un evento que unirá tradición, sabor y solidaridad el sábado, 18 de octubre de 2025, desde las 8:00 a.m.
Más que una actividad gastronómica, esta primera edición se concibe como un encuentro para preservar la receta más emblemática de la Navidad boricua: el pastel puertorriqueño.
Las organizadoras buscan reunir a mujeres de diferentes regiones —del norte, sur, este y oeste— para compartir sus versiones del clásico de masa de guineo y carne de cerdo.
“Para esta primera edición de la pastelada se escogerán a las doce primeras mujeres que se registren, para que nos unamos y compartamos su receta del plato más buscado en las Navidades: los pasteles”, expresó la chef Marilyn López, presidenta de la Fundación Mujeres con Sazón.
Las participantes deberán ser mayores de 50 años y reconocidas en sus familias como “la mejor haciendo pasteles”. También deberán estar dispuestas a compartir sus destrezas y conocimientos sobre este plato que trasciende generaciones. Las interesadas pueden enviar su información y una breve nota explicando por qué sus pasteles son los mejores de la familia al correo [email protected].
Los pasteles confeccionados durante la actividad serán donados a la Red Nacional de Albergues de Violencia de Género, beneficiando a instituciones como Casa Julia, Casa de Todos, Casa de la Bondad, Capromuni I y II, Hogar La Piedad, Hogar Nueva Mujer y Hogar Ruth.
“Esta pastelada no solo será una aportación a la historia culinaria de nuestro país, sino también cumpliremos con una misión social. Crearemos una unión social y cultural alrededor de nuestra gastronomía, que nos representa todo el año y mucho más latente en la Navidad”, añadió la chef López.
Más que un plato: una historia viva
El pastel puertorriqueño es mucho más que un símbolo de las fiestas; es un acto de amor y herencia. Su masa de viandas y hojas de guineo tiene raíces taínas, su sofrito y especias evocan la influencia española, y el plátano y la yuca recuerdan la herencia africana que conforma nuestra identidad culinaria.
En cada pastelada se celebra un ritual colectivo: rallar, guisar, amarrar y cocinar, mientras las risas y los recuerdos se entrelazan con el aroma del achiote. Así, generación tras generación, las abuelas, madres e hijas de Puerto Rico continúan tejiendo la memoria viva de un país que se sienta a la mesa con orgullo.