El multimillonario John Paulson, uno de los principales donantes de Donald Trump y residente acogido a los incentivos contributivos de Puerto Rico (Ley 60), obtuvo una ganancia de aproximadamente $60 millones en un solo día, luego de que el gobierno federal de Estados Unidos invirtiera $35.6 millones en la minera Trilogy Metals, con sede en Vancouver, Canadá.
De acuerdo con un reportaje de Forbes, el gobierno adquirió un 10% de participación en la empresa y autorizó la construcción de la carretera de 211 millas hacia el distrito minero Ambler, en Alaska. El anuncio provocó que las acciones de Trilogy se dispararan un 245%, elevando el valor de las participaciones de Paulson de $30 millones a más de $100 millones.
El proyecto, que busca desarrollar reservas de cobre, cobalto y otros minerales críticos, había sido bloqueado por la administración Biden debido a preocupaciones ambientales y al impacto sobre comunidades nativas de Alaska. Con la nueva autorización, el gobierno justificó su participación señalando que “prioriza el crecimiento económico y la seguridad nacional”.
Paulson posee desde hace años un 8.7% de Trilogy Metals y ha mantenido esa participación estable desde 2019. Su fondo personal, Paulson & Co., ha invertido también en otras mineras como Agnico Eagle, Novagold y Perpetua Resources, aprovechando el auge reciente del oro y otros metales estratégicos.
Vínculo con Puerto Rico
El inversionista, con una fortuna estimada en $4,000 millones, ha sido uno de los rostros más visibles del programa de exenciones contributivas que ofrece Puerto Rico a individuos de alto capital. Bajo la Ley 60 (antiguas Leyes 20 y 22), Paulson ha establecido operaciones en la isla y adquirido propiedades emblemáticas como los hoteles Condado Vanderbilt y La Concha Resort, además de desarrollar residencias de lujo en el área metropolitana de San Juan.
Un patrón de ganancias políticas
La inversión en Trilogy no es la primera que beneficia indirectamente a allegados del presidente. En meses recientes, la Casa Blanca también ha adquirido participaciones en Intel, MP Materials y Lithium Americas, todas firmas del sector de minerales críticos cuya cotización se disparó tras los anuncios oficiales.
Mientras el gobierno estadounidense defiende estas adquisiciones como una estrategia de “seguridad económica nacional”, el caso de Trilogy resalta el conflicto ético potencial de favorecer proyectos que terminan enriqueciendo a aliados políticos con vínculos financieros directos.