Más de 460 personas murieron en el ataque a un hospital materno-infantil de El Fasher, en la región sudanesa de Darfur, tras una nueva ofensiva de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que mantenían un asedio sobre la ciudad desde hace un año y medio, según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó de “trágico” el balance, que incluye tanto a pacientes como a familiares, y denunció además el secuestro de personal sanitario en el Hospital Materno-Infantil Saudí.
“Todos los ataques contra la atención sanitaria deben detenerse inmediata e incondicionalmente”, reclamó Tedros, recordando la especial protección que el Derecho Internacional Humanitario otorga a este tipo de instalaciones y a su personal.
Desde el estallido del conflicto en abril de 2023, la OMS ha documentado más de 1,200 muertes en 185 ataques contra objetivos médicos, incluidos 49 incidentes y 966 víctimas mortales sólo este año.
El responsable de la organización pidió un alto el fuego inmediato, en una demanda respaldada por la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, quien exigió garantizar la protección de la población civil y permitir el acceso humanitario seguro y sin restricciones.
“Ningún niño está a salvo”, advirtió Russell. Aunque los cortes de comunicación impiden conocer la magnitud real de la violencia, UNICEF estima que unos 130,000 niños y niñas que viven en El Fasher están en riesgo de sufrir graves violaciones de sus derechos, incluidos secuestros, asesinatos, mutilaciones y violencia sexual.
El jefe del Ejército sudanés y presidente del Consejo Soberano de Transición, Abdelfatá al Burhan, confirmó el lunes la retirada de las tropas de la capital de Darfur Norte, un día después de que las RSF anunciaran la conquista de la ciudad, asediada durante más de un año y sumida en una grave crisis humanitaria por los constantes ataques y bloqueos al ingreso de ayuda.
