En un mundo donde los chips se deprecian más rápido que una moda en TikTok y los centros de datos aparecen hasta en las conversaciones de fabricantes de maquinaria pesada, una cosa queda clara: la inteligencia artificial no solo llegó para quedarse, sino que está remodelando el planeta, una inversión multimillonaria a la vez. ¿Es esto una revolución tecnológica… o la fiesta antes del pinchazo?
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La IA no para y las grandes tecnológicas tampoco
Esta semana fue como el capítulo más intenso de una serie sobre tecnología: Microsoft rompió la barrera de los 5 billones de dólares en valor de mercado, OpenAI afiló los colmillos para una posible salida a bolsa valuada en 1 billón, y Amazon, mientras despedía a miles, celebraba un crecimiento épico en su nube.
Todo esto apunta a una realidad innegable: la IA ya no es una promesa, es el motor del presente. Y ese motor no da señales de apagarse. De hecho, lo están alimentando con billetes a una velocidad histórica.
Todos quieren entrar al juego… incluso Caterpillar
No solo las tecnológicas están invirtiendo como si no hubiera mañana. Más de 100 empresas no tecnológicas hablaron esta semana sobre cómo los centros de datos están transformando sus modelos de negocio. Desde Honeywell hasta Caterpillar, que reportó un aumento del 31% en ventas en su división de energía para centros de datos, todos están apuntando a lo mismo: “IA o nada”.
Según Goldman Sachs, la infraestructura de IA podría costar entre 3 y 4 billones de dólares de aquí a 2030. Microsoft, Amazon, Meta y Alphabet están en camino de gastar 350 mil millones solo este año. Como diría cualquier padre: “¡Eso es mucho dinero para un juguete nuevo!”
¿Y los beneficios? Bien, gracias
El entusiasmo es tan grande que incluso el sector tecnológico lidera el crecimiento de ingresos en EE.UU., con más del 15% interanual. Empresas como Procter & Gamble y Boliden aseguran que la IA ya está ayudando en productividad, aunque los resultados siguen siendo disparejos.
Y aún así, hay una pregunta incómoda flotando en el aire: ¿está todo esto generando beneficios reales?
La respuesta corta: todavía no lo suficiente. La inversión va tan rápido que muchas empresas están quemando dinero a un ritmo más alto del que entra. Algunas incluso se están endeudando: Oracle emitió 18 mil millones en bonos, mientras que Meta prepara un bombazo de hasta 30 mil millones.
El mercado ya se puso nervioso: tras el anuncio, las acciones de Meta cayeron un 11%.
¿Estamos en una burbuja?
Desde el debut de ChatGPT en 2022, las acciones globales han subido un 46%, y un tercio de ese crecimiento está directamente vinculado a empresas relacionadas con IA.
Pero hay advertencias: los chips de IA están quedando obsoletos más rápido que nunca y los gastos de capital se están comiendo el flujo de caja de muchas compañías.
¿Y si todo esto explota? Algunos inversores ya se hacen esa pregunta. “Si no hay retorno en tres años, vendrán los cuestionamientos difíciles”, avisa Sumali Sanyal, gerente de cartera de Xponance.
Pero… ¿y si esto recién empieza?
A pesar de las dudas, Goldman Sachs cree que aún estamos al principio del ciclo. Las inversiones actuales en IA representan menos del 1% del PIB estadounidense, lejos de los picos del 5% durante la fiebre de las puntocom o la electrificación.
Según Nick Evans, de Polar Capital, estamos viendo la innovación más rápida en décadas.
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En resumen, el tren de la inteligencia artificial no solo va a toda velocidad, va agregando vagones en cada estación. Y aunque nadie puede prometer que no descarrilará, por ahora, nadie se quiere bajar.
