En Silicon Valley los transistores se encogen, pero las cifras de la calculadora hacen lo contrario. Con el salto a los 2 nm, Apple quiere estrenar músculo en 2026; sin embargo, el camino viene con curva: los costes de producción subirían con fuerza, y eso podría empujar el precio de los próximos iPhone (y de algo muy esperado: el plegable de Apple).
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El plan: 2 nm para los iPhone 18 Pro (y el plegable)
La hoja de ruta es clara: Apple tiene acceso preferente con TSMC y aspira a inaugurar los 2 nm en septiembre de 2026 con los iPhone 18 Pro y el iPhone plegable. El iPhone 18 “normal” quedaría para primavera de 2027.
En paralelo, la compañía quiere llevar esta arquitectura a los chips de la serie M para Mac y algunos iPad, probablemente en los M6, con ventana entre finales de 2026 y 2027. Si sale bien, será el mayor salto de eficiencia desde los 3 nm.
Por qué importa (más allá del marketing)
Pasar de 3 nm a 2 nm permite meter más transistores en el mismo espacio, lo que se traduce en más rendimiento con menos consumo. Para móviles y portátiles, eso significa apps más rápidas, IA más fluida y mayor autonomía.
En cristiano: más potencia, menos calor, y batería que dura más. Es un arma competitiva seria… si el precio no rompe la magia.
El giro de guion: TSMC sube la factura
Aquí llega el jarro de agua fría. TSMC habría comunicado aumentos para los procesos avanzados (sub-5 nm). Se habla de un +8% a +10% en 2026, y de que los 2 nm podrían encarecerse hasta un 50% frente a 3 nm.
La cifra que asusta en las diapositivas: el coste unitario rozaría los 280 dólares por chip. Sí, 280 dólares por pieza clave.
¿Quién paga la cuenta?
Apple tiene tres caminos y ninguno es perfecto:
- Absorber el sobrecoste y reducir margen (difícil de vender al CFO).
- Trasladarlo parcialmente al precio final.
- Trasladarlo por completo y encarecer los iPhone 18.
Con toda la línea de Apple ya bajo 5 nm, el impacto no se limitaría a un modelo: salpica iPhone, Mac e iPad. El iPhone plegable ya suena a ~2.000 dólares/euros, y un empujón adicional no sería simpático para la billetera.
Aun así, falta un año y Apple tiene una posición negociadora fuerte, así que es pronto para sentenciar precios.
El equilibrio imposible: innovación vs. etiqueta
La narrativa queda servida: chips de 2 nm que pintan espectaculares, costes que se disparan, y un departamento de finanzas decidiendo cuánta “magia” subvencionar. Si Apple absorbe el golpe, gana titulares de “mismos precios, más potencia”.
Si lo traslada, podría justificarlo con más rendimiento, más IA y mejor autonomía. Y si lo traslada del todo, el mensaje sería: “quien quiera lo último, que pague lo último”.
Lo que se puede esperar
De aquí a 2026, la clave será ver qué acuerdos cierra Apple con TSMC y qué tan madura llega la producción a 2 nm. Si la curva de rendimiento de obleas mejora rápido, el coste por chip bajará y la presión sobre el PVP podría aflojar.
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Mientras tanto, el titular no cambia: “La próxima generación de chips del iPhone sería impresionante, pero también cara.” El reto estará en que el precio final no arruine la fiesta.
