El consumidor puertorriqueño muestra una tendencia sostenida al deterioro económico, según el más reciente Índice de Fragilidad Financiera del Consumidor (IFFC) elaborado por Estudios Técnicos, Inc.
El indicador repuntó a 44 % durante el tercer trimestre de 2025, frente al 33 % registrado a principios de año, lo que representa un aumento de 11 puntos porcentuales. Este incremento responde al efecto combinado del alza en la delincuencia de préstamos, el aumento en las quiebras personales y el estancamiento del ingreso real.
El repunte marcó el segundo trimestre consecutivo de aumento y refleja un retorno a niveles previos a la corrección observada a mediados de 2024.
Conforme al director de la División de Análisis y Política Económica de ETI Leslie Adames, “(…) aunque el consumidor aún se encuentra en un nivel de fragilidad moderada, la tendencia se dirige hacia una zona de alta fragilidad”.
El IFFC se construyó a partir de cinco variables clave: la delincuencia en préstamos de consumo, la delincuencia hipotecaria, la tasa de desempleo, las quiebras personales y el ingreso anual ajustado por inflación. Estas dimensiones permitieron evaluar la estabilidad financiera del consumidor y su capacidad para afrontar perturbaciones económicas.
El índice clasificó los riesgos en cuatro zonas: baja fragilidad (0–25), fragilidad moderada (26–50), fragilidad alta (51–75) y fragilidad extrema (76–100).
Delincuencia en préstamos y tarjetas de crédito
El estudió informó que la delincuencia en préstamos de consumo continuó aumentando, pasando de 2.70 % en el primer trimestre de 2025 a 3.04 % en el segundo trimestre y 3.27 % en el tercero.
Asimismo, la delincuencia en tarjetas de crédito aumentó de 2.15 % a 2.40 % entre el segundo y tercer trimestre de 2025, mientras que la delincuencia en préstamos de autos subió de 3.23 % a 3.47 %, según datos del Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC). Estas variaciones apuntaron a una mayor presión sobre la capacidad de repago de los consumidores y riesgos de crédito emergentes.
Endeudamiento
Las quiebras personales también continuaron la tendencia, al incrementarse de 904 casos en el primer trimestre a 956 en el segundo y 962 en el tercero.
Más allá de los resultados recientes, persistieron señales estructurales que agravan el panorama. El patrimonio neto del consumidor, indicador de su fortaleza financiera a largo plazo, se redujo de 31.4 % en 2019 a 14 % en 2024, reflejando la disminución del exceso de liquidez acumulado en años recientes y el aumento del endeudamiento.
Asimismo, la deuda como proporción del ingreso personal disponible ascendió a 44 %, comparado con 39.6 % en 2022.
Adames advirtió que el panorama podría complicarse aún más, debido a que el impacto de los aranceles federales sobre los precios no se ha manifestado plenamente en la inflación local, aunque ya se han observado aumentos en algunos productos importados.
“Si esta tendencia se sostiene, veremos mayores presiones sobre los presupuestos familiares, lo que podría limitar aún más la capacidad del consumidor para cumplir con sus obligaciones”, señaló.
Además, se destacó que la tasa de desempleo continúa en niveles históricamente bajos, la creación de empleos se ha ralentizado, y el ingreso real experimentó una ligera contracción en el último trimestre, tras cinco trimestres consecutivos de crecimiento.
“Este ajuste, combinado con mayores niveles de endeudamiento y la posibilidad de criterios de crédito más estrictos, podría limitar el consumo, componente clave del crecimiento económico a corto plazo”, continuó.
