

Mientras las IAs se hacen más listas, los servidores se hacen más calientes. Y no, no es una metáfora. Uno de los desafíos más grandes y menos glamurosos de la inteligencia artificial es cómo mantener frescos los enormes centros de datos que hacen posible su funcionamiento.
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Porque, aunque parezca un detalle técnico menor, el calor es uno de los talones de Aquiles más serios de esta revolución tecnológica.
Cuando los servidores arden, todo se detiene
El ejemplo más reciente fue todo menos discreto: el gigante financiero CME Group sufrió una interrupción crítica que dejó fuera de combate su plataforma de comercio de divisas, futuros y más.
¿La causa? Una falla en el sistema de enfriamiento de un centro de datos operado por CyrusOne, una compañía con más de 55 instalaciones en tres continentes.
¿Y por qué se calentó todo? Porque los servidores que procesan IA son como hornos industriales: consumen muchísima energía y, a cambio, generan cantidades monstruosas de calor. Si no se enfrían correctamente, pueden colapsar. Y colapsan.
¿Cómo se enfría un cerebro artificial?
Los métodos tradicionales de enfriamiento por aire ya no están a la altura. Así que muchos centros de datos han empezado a apostar por refrigeración líquida, que puede ser hasta 3.000 veces más eficiente que el aire.
Pero no es magia: puede traer consigo fugas, corrosión y un mayor consumo de agua.
Algunas empresas están innovando para no depender del agua fresca constantemente. Microsoft, por ejemplo, presentó un sistema que recicla el agua en circuito cerrado, reduciendo el impacto ambiental y evitando un gasto adicional en recursos hídricos.
Y si el calor no se puede evitar, al menos que se reutilice. Algunos centros de datos ya exploran formas de capturar ese calor residual para usarlo en calefacción u otros procesos energéticos.

¿Es común que esto pase?
La buena noticia: los apagones por calor no son frecuentes. Daniel Mewton, experto en infraestructura, explica que los centros de datos deben operar con una disponibilidad de casi 99.99% del tiempo, así que fallar no es una opción.
Sin embargo, el aumento de la demanda —gracias a la inteligencia artificial— está llevando al límite muchos sistemas. Y cuando los servidores fallan, los efectos pueden sentirse desde Wall Street hasta tu próxima conversación con un chatbot.
Enfriar centros de datos es un negociazo
No todo son problemas. La necesidad de enfriamiento masivo ha dado lugar a una auténtica fiebre de acuerdos empresariales.
Solo en noviembre, Eaton anunció la compra del negocio térmico de Boyd Corporation por 9.500 millones de dólares, precisamente para cubrir esta nueva ola de demanda alimentada por la IA.
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¿Un dato curioso? Según estimaciones legales, hasta el 40% del consumo de energía de un centro de datos se va solo en enfriarlo. Así que, mientras las máquinas se calientan, los negocios también.
La IA puede resolver mil problemas, pero aún no puede hacerse un abanico. Y mientras eso no pase, mantener la cabeza (digital) fría será uno de los retos más candentes del mundo tech.
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