La junta directiva del principal centro de artes escénicas de la capital federal aprobó este jueves un cambio de nombre que rebautiza al histórico Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas como Centro Trump-Kennedy, una decisión impulsada por la administración del presidente Donald Trump y que ya genera reacciones encontradas.
La determinación fue confirmada por la Casa Blanca, luego de una votación de la junta seleccionada directamente por el mandatario, quien además preside ese organismo. Según expresó la secretaria de prensa presidencial, Karoline Leavitt, la medida responde a lo que describió como el rol de Trump en la recuperación estructural, financiera y reputacional del recinto cultural durante el último año.
Trump ha aludido en repetidas ocasiones al complejo cultural como el “Centro Trump Kennedy”, aun cuando oficialmente conservaba el nombre del expresidente demócrata John F. Kennedy. A principios de diciembre, al ser consultado públicamente sobre la posibilidad de renombrar la institución, el mandatario señaló que esa decisión recaía exclusivamente en la junta directiva.
En semanas recientes, el propio presidente hizo referencia al lugar como “Centro Trump Kennedy” durante una actividad pública, antes de corregirse en medio de risas, aludiendo al evento del sorteo de la Copa Mundial de la FIFA 2026, celebrado allí.
La decisión no ha sido bien recibida por sectores vinculados a la familia Kennedy. Maria Shriver, sobrina del expresidente asesinado en 1963, calificó la iniciativa como “ridícula y mezquina” en publicaciones previas en redes sociales, donde cuestionó lo que consideró una tendencia a borrar símbolos asociados al legado de Kennedy.
Durante este año, Trump también ordenó una transformación significativa de la Rosaleda de la Casa Blanca —diseñada durante la presidencia de Kennedy— al sustituir áreas verdes por adoquines, como parte de un rediseño del espacio.
Cabe destacar que Robert F. Kennedy Jr., otro miembro de la familia Kennedy, forma parte del gabinete de Trump como secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, lo que añade una dimensión política adicional a la controversia.
El cambio de nombre del centro cultural, uno de los más emblemáticos del país, anticipa un debate público sobre el uso de símbolos históricos, la politización de instituciones culturales y el legado presidencial en espacios de alto valor simbólico en Estados Unidos.
