Cada diciembre vivimos la misma historia: llega el bono, se multiplican las fiestas y, entre tanta emoción, también se cuelan las compras impulsivas. Nos dejamos deslumbrar por lentejuelas, terciopelos y códigos de vestimenta que parecen pruebas de resistencia, y terminamos invirtiendo en prendas que solo usamos una vez. Cuando llega enero y abrimos el clóset con la esperanza de encontrar algo nuevo, descubrimos que todo luce igual que antes o incluso un poco más caótico. Pero ¿y si la solución no está en comprar más, sino en comprar mejor?
Justo eso explica Cynthia Fuertes, asesora de imagen, estilista y cool hunter (cazadora de tendencias) con base en Los Ángeles, California, reconocida internacionalmente por su enfoque humano, práctico y empoderador hacia la moda. Para esta, un guardarropa inteligente no es uno lleno, sino uno que funciona para tu vida real.
Piensa en el día a día
“Lo primero que hacemos mal es comprar para la inmediatez”, señaló Fuertes. Cuando el bono llega, casi en automático, pensamos en el vestido para la fiesta navideña o de año nuevo, aunque sepamos que esa prenda nunca vuelva a ver la luz. De acuerdo con la experta, el error está en adquirir cosas que solo cumplen una función y no viven más allá de una noche.
Para revertir esa dinámica, Fuertes propone una pregunta simple pero poderosa: ¿Cuáles son las cuatro actividades más importantes de tu vida diaria? Suena básico, pero es transformador. “Si gran parte de tu día es pasear al perro, ir al mercado el domingo o trabajar desde casa, tu ropa debería estar pensada para eso”, explicó.
Comprar pensando solo en ocasiones especiales crea clósets llenos, pero sin utilidad real, afectando nuestras finanzas (y espacios) de forma importante. En cambio, invertir en piezas versátiles, como un vestido que funciona en frío, calor, trabajo, playa o fin de semana, multiplica tus posibilidades y baja la culpa de gastar.
Clave del estilo y de las compras inteligentes
“Antes de comprar, necesitamos trabajar en el autoconocimiento y entender para qué queremos esa prenda y si realmente encaja con nuestra vida”, señaló la experta. “Para invertir bien, hay tres pilares clave en cualquier clóset. El primero es conocer tu cuerpo y tus proporciones; muchas compramos a ciegas, pero entender qué te favorece y con qué te sientes cómoda cambia todo. El segundo es identificar tu estilo observando tus colores, lo que predomina en tu clóset o incluso creando mood boards (paneles de inspiración) para reconocer patrones. Cuando sabes quién eres, evitas caer en la tentación de comprar lo primero que brilla en diciembre. El tercero es dominar tus básicos: lo ideal es un 70 % de piezas versátiles y un 30 % de tendencia. Entre más llamativa sea una prenda, más rápido pasará. Si quieres entrarle a un trend (tendencia), elige versiones en tonos neutros para que duren más. Al final, todo es equilibrio”.
Al aprender a invertir el bono de forma consciente, surge un obstáculo común: la culpa de gastar en ropa. No es por el costo, sino por la experiencia acumulada de prendas olvidadas. En el fondo sabemos que no aprovechamos lo que adquirimos, y de ahí nace realmente la culpa.
Para evitar compras impulsivas, Fuertes propone un ejercicio sencillo: si no puedes armar cinco atuendos con esa prenda, no la necesitas. En las rebajas, este consejo es crucial.
